El bordado, una artesanía que derrota a la pobreza

Chen Qin está bordando una mariposa que hace parte de un pedido de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Chen Qin está bordando una mariposa que hace parte de un pedido de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

"Estas piezas serán usadas para decorar las cubiertas de los cuadernos del Programa de Desarrollo de la ONU", dice Chen, de 37 años, e integrante del grupo étnico miao de la prefectura autónoma de las etnias miao y dong de Qiandongnan, en la provincia suroccidental china de Guizhou.

Chen nunca había considerado la posiblidad de vender sus artesanias tradicionales a ultramar.

"Antes de que llegaran estos pedidos, no había razón para hacer bordados. Pero ahora que podemos ganar dinero con ellos, estamos motivadas para revivir las manualidades", comenta.

Casi todas las mujeres de la etnia miao aprenden a bordar para decorar sus trajes típicos, y ahora, además, esa habilidad les representa un beneficio económico.

"Cuando no es época de cosecha, un grupo de mujeres se reúne en mi casa para bordar", dice Chen.

El bordado miao tiene una historia de más de 2.000 años, y fue incluido en la lista nacional de patrimonio cultural inmaterial en 2006.

Sin embargo, debido a que la pobreza ha obligado a muchas mujeres miao a abandonar sus aldeas y convertise en obreras migrantes, la habilidad empezó a decaer.

El departamento de cultura de la prefectura, que se sitúa en Kaili, junto con la Fundación Soong Ching Ling de China y el Programa de Desarrollo de la ONU, está ayudando a las familias de la etnia miao a erradicar la pobreza al tiempo que preserva esta artesania tradicional enseñándola a mujeres jóvenes. Un programa de este tipo desembocó en el establecimiento de una cooperativa de bordados en la aldea de Meixiang, en octubre de 2015.

A lo largo del último año, el grupo ha recibido pedidos por más de 400.000 yuanes (58.000 dólares), lo que le ha representado a cada artesana un ingreso anual superior a los 10.000 yuanes.

El nivel de vida de quienes se han dedicado a este arte ha mejorado notoriamente, y cada día más mujeres que habían migrado en busca de mejores ingresos, están regresando al pueblo e inscribiéndose para tomar los cursos y empazar a producir y a ganar.

"El Gobierno nos ha dado máquinas de coser y una fotocopiadora, para que podamos diseñar los estampados nosotras mismas", comenta Chen.

La prefectura planea producir piezas de bordado completamente nuevas para el mercado internacional, dijo Lui Rui, funcionario de las autoridades de cultura de Kaili.

Desde 2013, la campaña "Jinxiujihua" ha ayudado a miles de mujeres de Guizhou a salir de la pobreza, según la federación provincial de mujeres.

El programa forma a las campesinas en el arte del bordado, la técnica de estampado "batik" y otras manualidades, para que puedan trabajar y ganar ingresos dignos en sus propios pueblos.

Más de 300.000 mujeres están ahora dedicadas a la industria de las labores manuales con el apoyo de la campaña, gracias a la cual casi 10.000 de ellas lograron decir adiós a la pobreza en 2016.

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Palabras clave : China, Economía

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