El presidente de Bolivia, Evo Morales, denunció hoy que el gobierno de Estados Unidos no cesa de conspirar contra el proceso de cambio que lidera en el país andino.

Pese a la expulsión en 2008 del entonces embajador estadounidense en Bolivia, Philip Goldberg, a lo cual le siguió la salida del entonces embajador boliviano en Washington, Gustavo Guzmán, el gobierno de Estados Unidos "no cesa en su afán de conspirar contra nuestra revolución democrática y cultural", afirmó Morales en su cuenta de Twitter.

Las declaraciones del mandatario boliviano surgen un día después de la reunión entre el ministro de Gobierno, Carlos Romero, y el encargado de negocios de Washington, Peter Brennan.

El diplomático estadounidense abordó con el ministro de Gobierno el trámite de actualización del convenio mediante el cual la policía brinda seguridad a la embajada de Estados Unidos en Bolivia, sin embargo Romero cuestionó durante el encuentro las reuniones de Brennan con opositores.

La relación entre La Paz y Washington es compleja y caracterizada por denuncias del gobierno boliviano de injerencia en asuntos internos.

En 2008, Morales expulsó al embajador Goldberg con el argumento de injerencia política, tras lo cual ambas naciones firmaron un nuevo acuerdo marco de relaciones bilaterales de mutuo respeto, sin embargo hasta el momento no se ha restablecido las relaciones a nivel de embajadores.

El ministro boliviano de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, afirmó el jueves, durante la presentación del libro "BoliviaLeaks. La Injerencia Política de Estados Unidos contra el Proceso de Cambio (2006-2010)" en la ciudad de El Alto, que Washington se propuso destruir dicho proceso de cambio desde que Morales asumió la presidencia en 2006.

"Somos un enemigo potencial para el imperio (...) Estados Unidos no va a descansar hasta ver a Bolivia sometida", dijo Quintana, coordinador del texto estructurado por los investigadores Fernando Torres Gorena, Loreta Tellería Escobar, Jésica Suárez Mamani e Iván Mérida.

El ministro de la Presidencia argumentó que Washington alentó el golpe cívico prefectural de 2008 a través de su operador, el embajador Goldberg, con los prefectos (gobernadores) opositores en los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.

Señaló, además, que "Bolivia se ha convertido en la pesadilla del imperio", porque "siente que este proceso puede contagiar a otros países del continente y por eso tiene que contener al proyecto boliviano". F