Matrimonios tapadera

Se calcula que en China hay unos 20 millones de matrimonios compuestos por una mujer heterosexual casada con un hombre homosexual. La mayoría de estas mujeres sufren abandono físico y emocional.

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Hubo señales desde el principio, pero Yu He vivió negándolo durante casi 40 años. A pesar de haber sido abandonada física y emocionalmente durante décadas, Yu no ató cabos hasta que habló del asunto con un grupo activista de derechos para los homosexuales de Guangzhou, en la provincia de Guangdong.

“Casi me vine abajo, porque todas mis preocupaciones se confirmaron”, cuenta Yu. “Confié mi felicidad a un hombre que nunca debí haber conocido”.

Yu es una de los 20 millones que, según se calcula, viven matrimonios tapadera, en los que una mujer heterosexual se casa –sin saberlo- con un hombre homosexual.

Ahora, a sus 67 años, Yu no encuentra la forma de poner fin a la farsa de su matrimonio. Su esposo, ocho años mayor que ella, está gravemente enfermo. “Me he sentido torturada durante tantos años en este matrimonio y ahora tengo que cuidar de él”, confiesa en ‘Global Times’, con la voz llena de rabia. “Es mi destino”, suspira Yu, quien describe su vida como un “fracaso, sin amor, ternura ni compasión”.

Yu conoció a su esposo ocho años antes de casarse en 1968, durante la Revolución Cultural (1966-1976), cuando salir de las normas establecidas podía acarrear graves consecuencias. Ella era una editora periodística de 20 años y él debió estar desesperado en busca de un cobijo.

Según Yu, la pesadilla comenzó la noche de bodas. “Me metí primero en la cama y él se desvistió con las luces apagadas”, recuerda. “Él sacó conversación sobre lo celoso que estaba su compañero de habitación, Xiao Zhang, y luego se quedó dormido”.

Una vida amorosa desaprovechada

Yu cuenta que no hubo intimidad física con su marido en los días siguientes. Pero ella lo interpretó como algo positivo, como si su marido estuviera con ella para cuidarla, no por las relaciones sexuales. Ni siquiera sospechó cuando, días después de la boda, varios jóvenes aparecían en su apartamento y su marido le pidió que volviera a casa de sus padres.

Era una época de inocencia en China; la gente nunca hablaba sobre sexualidad, y menos aún sobre homosexualidad, considerado entonces como un fenómeno propio únicamente de las decadentes culturas occidentales. De hecho, la homosexualidad estuvo catalogada como enfermedad mental en China hasta el año 2001. Hasta entonces, los homosexuales podían ser perseguidos legalmente o enviados a instituciones mentales.

“Los hombres homosexuales que se casan con mujeres mantienen intencionadamente una relación distante con sus esposas, por temor a que la intimidad pueda conllevar más exigencias que ellos no quieren o no pueden satisfacer”, explica Aqiang (pseudónimo), director ejecutivo de PFLAG, una organización de base que representa a padres y amigos de lesbianas y gays, que se ha contactado recientemente con mueres casadas con hombres homosexuales. Aqiang afirma que muchos de estos matrimonios generan abusos emocionales e incluso violencia.

Zhang Beichuan, profesor de la Universidad de Qingdao, afirma que los “matrimonios tapadera” son más comunes de lo que mucha gente piensa. “Hay alrededor de 10 millones de esposas de hombres homosexuales en China, incluyendo las esposas de hombres bisexuales”, afirma el profesor, que no ha podido obtener financiación de su universidad para estudiar este fenómeno.

Zhang afirma también que los hombres homosexuales promiscuos que se casan con mujeres ponen en riesgo la salud de sus esposas, por el peligro de contagio del VIH. Las estadísticas más recientes muestran que en China la principal fuente de contagio de este virus es el sexo heterosexual, seguido de las relaciones homosexuales y el uso de drogas intravenosas.

El profesor afirma que las mujeres que se ven atrapadas en matrimonios tapadera se encuentran en una situación de desventaja y vulnerabilidad tan grave como la de los propios homosexuales, y añade que este fenómeno es un reflejo de la discriminación de género extendida, que pone los intereses de las mujeres por debajo de los de esos hombres.

Adaptarse a las normas sociales

Actualmente, la mayor apertura en China hacia la homosexualidad está proporcionando a los hombres gays más opciones que vivir una mentira. Muchos “salen del armario” y viven solteros o junto con sus parejas.

No obstante, los expertos afirman que aún hay muchos hombres y mujeres homosexuales que se ven forzados a casarse con alguien del sexo contrario por miedo a verse estigmatizados o romper las convenciones tradicionales.

Muchos empiezan a recurrir a una nueva fórmula: bodas consentidas entre un hombre homosexual y una mujer lesbiana, concebidas para hacer frente a las expectativas sociales y parentales sin herir a nadie.

Preparándose para vivir una mentira

Huzi es el pseudónimo de un chico de Nanjing, en la provincia oriental de Jiangsu. Este joven homosexual afirma estar bajo presión de sus padres y colegas, quele preguntan constantemente por qué no tiene novia. “Incluso mis vecinos se han ofrecido a buscarme una cita a ciegas”. Sus padres le presionan para que tenga un hijo varón y dice que no se plantea casarse con una lesbiana porque podría haber serias consecuencias legales. “No quiero pensar que cuando tenga 60 años estaré solo”, afirma, y añade que siente que, tome la decisión que tome, alguien saldrá herido.

La célebre sexóloga Li Yinhe, de la Academia de Ciencias Sociales de China (ACSCh), sugiere que los hombres homosexuales sean más respetuosos consigo mismos, sus familias y sus parejas y opina que este problema sólo se resolverá apropiadamente cuando las leyes y las políticas protejan los derechos de los homosexuales. (Con información de ‘Global Times’)

 

Palabras clave : China, homosexualidad, sociedad, discriminación, matrimonio, tapadera, tradición

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