(SPANISH.CHINA.ORGCN) –Los responsables del gobierno chino insistieron en que la reciente alza en los precios domésticos de la gasolina es solo un reflejo de las fluctuaciones en el mercado internacional del petróleo.

Un aumento del 3 por ciento en el precio de la gasolina a pie de surtidor está en la línea del incremento del precio mundial del petróleo, más de un 4 por ciento desde finales de septiembre.

La explicación oficial ayudará a la aceptación de la impopular subida de precios entre el creciente número de conductores del gigante asiático, que ya es el mayor mercado automovilístico del mundo, arrebatando inesperadamente el primer puesto a Estados Unidos en 2009.

Saciando la sed de gasolina de los consumidores, las autoridades chinas están desaprovechando una buena oportunidad para transmitir un mensaje clave a la población: El país debe afrontar el enorme desafío en temas energéticos con más aumentos de precio, ya que las alternativas disponibles solo se presentan más dolorosas.

Los ambiciosos objetivos de ahorro energético para el presente año - una disminución del 20 por ciento del consumo de energía por unidad de producto interior bruto - han provocado una creciente preocupación entre las administraciones locales, hasta el punto de que en algunas zonas se ha recurrido a cortes en el suministro eléctrico de particulares y empresas para poder cumplir con dichos objetivos.

La Administración Nacional de Energía anunció que el consumo nacional de energía cayó en septiembre un 12 por ciento llegando a los 349.8 miles de millones de kilowatios-hora (kWh). Puede ser cierto que, como el gráfico mensual de consumo energético indica, la demanda energética se ralentizó en el tercer cuarto y se espera una mayor desaceleración debido a los esfuerzos de las administraciones locales en ahorro energético y reducción de emisiones. De todos modos, los hechos no son muy esperanzadores, ya que en los nueve primeros meses del ejercicio económico el consumo eléctrico nacional alcanzó los 3.14 billones de kWh, un 18 por ciento más que en el mismo periodo del año pasado.

Dado que en la primera mitad de este año el país solo ha sido capaz de poner freno al declive de la eficiencia energética y no de revertir la tendencia, se hace difícil predecir qué medidas desesperadas implementarán los funcionarios locales como último recurso para intentar cumplir con los requisitos energéticos. Seguramente los sacrificios que particulares y empresas se verán obligados a hacer serán más arduos que los que actualmente afrontan los conductores con el repunte en los precios del combustible.

Los aumentos en los precios de la gasolina y la electricidad supondrán un revés en la capacidad adquisitiva de los consumidores chinos, de quienes se espera una participación más activa en la pujante economía del país.

No obstante, comparando con los cortes masivos del suministro eléctrico o la escasez de combustibles, un incremento gradual de los precios es una vía más deseable para aliviar la enorme presión energética. Además, los aumentos de precio no solo exhortarán a los consumidores a adaptarse a la grave situación energética del país, sino que también fomentarán la innovación empresarial como una manera de afrontar el desafío energético a largo plazo.

Las autoridades chinas deberían intensificar esfuerzos para concienciar a los ciudadanos de sus responsabilidades en materia de ahorro energético.