(SPANISH.CHINA.ORGCN)-La emancipación de la primera generación de hijos únicos ha provocado un nuevo fenómeno en la sociedad china. Una vez el hijo o hija deja el núcleo familiar en busca de educación o de un futuro laboral, los padres afrontan un nuevo período, el llamado “nido vacío de la mediana edad”, en el cual la ansiedad, la depresión o el sentimiento de abandono pueden hacer acto de presencia. Es especialmente durante las festividades cuando este tipo de emociones aparece con más intensidad. Los sociólogos explican que, junto con el continuo desarrollo de la sociedad, el futuro nos depara un creciente número de familias con solo un hijo que se convertirán en “nidos vacios”.
Las llamadas de mi madre me ponen nerviosa
La estudiante universitaria de segundo año Xiao Fei de la ciudad de Shenyang, provincia de Liaoning, este año decidió no volver a casa por el Festival de Medio Otoño. Para conseguir quedarse en la universidad tuvo que discutir mucho tiempo con su madre. Finalmente, inscribió a sus padres en un viaje organizado durante los días de fiesta. “Tenía miedo de que mi madre estuviera dolida, por eso pensé en regalarles el viaje para compensar el hecho de no volver a casa en las vacaciones.”
A Xiao Fei, un año de estudios lejos de casa le ha permitido crecer como persona, pero también le ha hecho darse cuenta de la soledad en que viven sus padres después de su marcha.
Desde que ella se fue, el estado anímico de su madre ha ido de mal en peor. “Todas mis compañeras de dormitorio saben que cada día a las 8 de la noche mi madre me llama, ellas lo denominan la llamada del amor.” Nos cuenta Xiao Fei con una expresión de impotencia. Un día, ella estaba ocupada y no pudo contestar la llamada de su madre. “El día siguiente mi padre me llamó y me contó que mi madre había estado toda la noche esperando mi llamada, preocupada por si me había ocurrido algo.” Dice con voz entrecortada. “Aquel día me sentí muy mal, por un lado me culpaba a mi misma por no tratar bien a mis padres, y por otro lado sentí que los sentimientos de mi madre dependen demasiado de mí, de hecho me gustaría que, aunque yo no esté a su lado, mis padres pudieran vivir felizmente sus propias vidas.”
Li Shuang hace poco menos de medio año que trabaja en la ciudad de Dalian, al igual que Xiao Fei, él también ha caído en la “trampa” de las llamadas maternas. “Cuando mi madre me llama lo primero que siempre me dice es: Hacía mucho tiempo que no sabía nada de ti. Pero de hecho, normalmente hemos hablado el día anterior.” Dice Li Shuang con una sonrisa en los labios. “Por lo general yo y mi madre hablamos más de media hora cada vez, si no fuese porque tengo un contrato preferencial con la compañía de teléfono, me gastaría la mayor parte de mi salario en la factura telefónica.”
Me arrepiento de haber mandado a mi hijo a estudiar al extranjero
“En un principio pensábamos ir a Estados Unidos a visitar a nuestro hijo durante el Festival de Medio Otoño de este año, pero esos días él estaba ocupado y tuvimos que cancelar el viaje. Con solo nosotros dos en casa ya no tenía sentido celebrar la festividad.” Se puede percibir la amargura entre las palabras de la señora Zhang.
En septiembre de 2009 Xiao Jie, el hijo de la señora Zhang, partió hacia América a estudiar. La señora Zhang desde hacía tres años que era ama de casa y con la marcha de su hijo se quedó sin mucho que hacer. “Después de que mi hijo se fuera, nuestra casa se quedó sin vida, mi marido trabaja durante el día, o sea que estoy muchos ratos sola, me siento vacía.”
La señora Zhang mira la televisión para matar el tiempo y las comidas en muchos casos consisten en simples alimentos preparados. “Mi marido dice que si sigo comiendo así de mal mi cuerpo se va a desmoronar, pero cuando pienso que todas las tareas que tengo que hacer son para comer yo sola, se me quitan las ganas.”
Su falta de dedicación en las tareas del hogar ha provocado no pocas riñas con su marido. “Él dice que he cambiado y que estoy intratable, dice que no solo descuido las tareas del hogar, sino que además mi carácter se ha vuelto irritable y me enojo fácilmente con él.” La señora Zhang nos confirma lo que dice de ella su marido, pero insiste en que el proceso de pasar de un hogar con tres personas a uno con dos no es cosa fácil. “Al irse nuestro hijo se llevó consigo la vitalidad de esta casa, empiezo a arrepentirme de haberle mandado a estudiar al extranjero. Cuando pienso que todavía estará más de un año fuera de casa se me hace insoportable.” Nos cuenta la señora Zhang.
El “nido vació de la mediana edad” ya es un fenómeno extendido
Después de entrevistar a muchos estudiantes de la universidad de Dalian, podemos decir que el fenómeno del “nido vacío” es muy común, particularmente en las familias de estudiantes de primer y segundo año. Los padres de estos hijos únicos tienen una edad de entre 40 y 55 años, gozan de una situación laboral estable y su vida giraba mayoritariamente en torno a sus hijos antes de la partida de éstos, esto es especialmente cierto para muchas madres que eran mamás a tiempo completo. Al cabo de uno o dos años de la partida del hijo la mayoría de padres viven un cambio en la manera de afrontar la situación, esto se puede apreciar claramente en la frecuencia en que se ponen en contacto, de media una vez cada 2 o 3 días y con una duración de más o menos media hora. Los temas de conversación normalmente están relacionados con los recientes acontecimientos en la vida del hijo o hija.
“Cada vez que hablo por teléfono con mi madre el contenido es el mismo; qué he comido hoy, qué clases he tenido, cómo descansé la noche anterior…, mis compañeras de dormitorio pueden recitar de memoria nuestra conversación, pero con sus padres es igual, ya estamos acostumbradas.” Según nos cuenta la estudiante universitaria de primer año Ming Ming en su clase la mitad de las chicas hablan por teléfono o se mandan mensajes SMS a diario con sus padres.
La mayoría de los estudiantes entrevistados piensa que la política de hijo único y el desarrollo de la sociedad son las causas principales de la crisis del “nido vacío”. Un estudiante de tercer año que se apellida Xia cree que su familia no sufre este fenómeno: “Mi hermano pequeño acaba de empezar en la escuela primaria, todavía queda mucho tiempo para que se vaya de casa, llegado ese momento mis padres ya serán mayores, en todo caso vivirán la crisis del nido vacío de la tercera edad.”