Nuevos hábitos compiten con la tradición en el Año Nuevo Chino

Con la llegada de la globalización y la eliminación de las diferencias culturales entre los pueblos, muchos son los chinos que sienten que algo falta en la celebración de la Fiesta de Primavera, el inicio del Año Nuevo Chino.

Según una investigación realizada recientemente por el Instituto de Investigación Social de China, el 63 por ciento de los chinos consideran que la tradicional celebración "no es lo que solía ser" y que su ambiente único se está desvaneciendo.

"En tiempos de necesidad, la Fiesta de Primavera significaba la mejor ocasión para que los niños vieran cumplidos sus más básicos deseos de conseguir nueva ropa y mejores alimentos", señala Song Zhaolin, experto en costumbres tradicionales. "Es por esto por lo que los adultos muestran tanta nostalgia por las celebraciones pasadas".

La aceleración del ritmo de vida ha supuesto que cada vez más chinos omitan muchos detalles que forman parte de la tradicional celebración, comenta Song. "La visita puerta por puerta a los parientes, vecinos y amigos para felicitar las fiestas, por ejemplo, se ha convertido en una costumbre extraña. En su lugar, se prefiere enviar mensajes cortos a través del móvil".

Según la investigación señalada anteriormente, más del 41 por ciento de la población enviará mensajes cortos en lugar de realizar visitas. Las últimas estadísticas muestran que el 30 por ciento de los 1,300 millones de habitantes del país cuentan con teléfonos móviles, lo que ha disparado los ingresos de la industria.

Las autoridades, al igual que sucede con la sociedad, parecen también bastante preocupadas por el cada vez menor interés de la población por la tradición. El gobierno central acaba de publicar una lista de elementos que conforman el "patrimonio cultural intangible de la nación", entre los que se incluye la Fiesta de Primavera.

Sin embargo, algunas de sus decisiones parecen no haber sido bien aceptadas. Muchos han sido quienes han señalado la pérdida que supone la prohibición del lanzamiento de petardos y fuegos artificiales, tan divertidos para los niños, pero con tan alta peligrosidad. Este año, más de 200 ciudades han levantado la prohibición tras la oposición mostrada por la población.

Entre las iniciativas para recuperar el interés popular por la tradición, también destaca la campaña publicitaria llevada a cabo en el aeropuerto internacional de Beijing, así como la decoración de ciertas ciudades con los típicos faroles rojos. Una de las iniciativas más llamativas ha sido la de la Universidad Pedagógica de Shanghai en la que las estudiantes han recuperado los tradicionales vestidos "qi-pao".

Otros, sin embargo, no parecen tan preocupados por la situación. Tian Qing, director del Centro de Investigación del Patrimonio Cultural Intangible, señala que en un planeta en el que apenas existen diferencias en cuanto al estilo de vida, "el hecho de que sólo la población china conserve profundamente enraizada la celebración de la Fiesta de Primavera supone una completa diferenciación de ésta".

Una semana antes de la celebración del Año Nuevo chino, la estación de ferrocarril oeste de la capital fue tomada por 100,000 pasajeros que hubieron de esperar un día a que los equipos de mantenimiento retiraran la nieve que bloqueaba el tráfico ferroviario.

Cientos de miles de personas, que no pudieron obtener un asiento en los trenes, decidieron realizar todo el viaje de pie, con tal de no faltar a las celebraciones familiares.

Song manifiesta haber creído siempre que "los buenos vínculos familiares son fundamentales para el desarrollo personal"; especialmente en el ambiente competitivo en el que nos encontramos en la actualidad, las personas necesitan buscar mayor apoyo de los más cercanos. "Este sigue siendo el objetivo fundamental de la Fiesta de Primavera".

(30/01/2006, Agencia de Xinhua)

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