Respuesta: Desde su acceso a la OMC hace cuatro años, China ha estado abriendo paso a paso el mercado cultural según el cronograma prometido. Hoy a los inversionistas extranjeros les está permitido establecer en China empresas de impresión, encuadernación y decoración, distribución de libros, periódicos y libros, producción de discos ópticos grabables y gestión de artículos de arte con capital exclusivo, capital mixto o mediante la cooperación; establecer empresas de impresión de publicaciones y empresas de reproducción de discos ópticos leíbles con capital mixto o mediante la cooperación a condición de que la parte china ocupe más del 51% de las acciones o la posición dominante; establecer y gestionar locales de representación artística, cines, agencias de corretaje de representaciones y empresas de tecnología cinematográfica y participar en la conversión de las empresas estatales de distribución de libros, periódicos, revistas y productos audiovisuales al sistema accionario; establecer empresas de distribución de productos audiovisuales salvo las películas a través de la cooperación y con la posición dominante de la parte china siempre que no se menoscabe el derecho de China a la censura de los contenidos de dichos productos audiovisuales.
En consideración de la seguridad cultural del Estado, a los inversionistas extranjeros les está prohibido establecer y gestionar organismos de prensa, estaciones (puestos) de radiodifusión, estaciones (puestos) de televisión, redes de transmisión y cobertura de radio y televisión, empresas de producción y proyección de programas radiales y televisivos, empresas de producción de películas, empresas de gestión de actividades culturales por Internet y locales de servicio para el acceso al Internet (con la excepción en Hong Kong y Macao), grupos de representación artística, y empresas de importación y distribución de películas y de proyección de videos; dedicarse a la producción, edición, distribución general e importación de libros, periódicos, revistas, productos audiovisuales y publicaciones electrónicas, a los servicios de programas audiovisuales a través de las redes de información, y a la edición de webs de prensa y del Internet; entrar en los canales de la televisión, las frecuencias de la radio, las páginas, redacción y edición de los periódicos y revistas y otros ámbitos de la difusión informativa a través de la distribución, impresión y anuncios de publicaciones, la transformación de instalaciones culturales y otras actividades de gestión. Al mismo tiempo, China creará y perfeccionará el mecanismo de retiro del mercado, hará estricta la expedición de licencias de negocios, aplicará a conciencia el sistema de examen anual, impulsará con energía la aplicación integral de la ley, y golpeará con mayor intensidad los comportamientos en violación de la ley y ordenanzas.
No se puede negar que es inevitable que el acceso de los productos y servicios culturales excelentes de algunos países debido a la apertura del mercado cultural forme cierta embestida y competencia en China. Pero también estamos ciertos de que una presión y competencia apropiadas pueden impulsarnos a elevar sin cesar la calidad de nuestros productos culturales y agilizar nuestro mecanismo e industria culturales. En realidad este efecto se está descubriendo. Por consiguiente, damos la bienvenida a esta presión y competencia. En particular cabe señalar que la apertura de nuestro mercado cultural no toca fin en este punto. En el futuro, cuando madure la oportunidad, China lanzará una nueva ronda de apertura, y su industria cultural se robustecerá sin interrupción en medio de la competencia y formará poco a poco peculiaridades propias.
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