La zona urbana histórica de Macao, el único proyecto que China postuló para patrimonio cultural del mundo en 2005, fue aprobada e incluida en la Lista de Patrimonio Mundial en la XXIX Conferencia del Comité del ramo. La zona, con la ciudad vieja de Macao como su centro, congrega a más de 20 construcciones de gran valor histórico, diseminadas en las plazas y las calles adyacentes. Como zona urbana de valor histórico más antigua, mejor conservada, de mayor magnitud y con estilos arquitectónicos tanto chinos como occidentales dentro del territorio chino, ella constituye la cristalización del intercambio cultural entre China y el Occidente y la coexistencia de diferentes culturas durante más de cuatro centurias.

China se incorporó a la Convención de Protección de los Bienes Culturales y Naturales del Patrimonio Mundial en 1985 y en el presente cuenta con 31 sitios de bienes culturales y naturales incluidos en la Lista de Patrimonio Mundial, lo que le vale el tercer puesto del mundo. En 2004, comenzaron los trabajos de restauración a gran escala de las Trece Tumbas Ming, la Gran Muralla, el Palacio Imperial, el Templo del Cielo, el Palacio de Verano y el sitio de reliquias prehistóricas del “Hombre de Beijing” de Zhoukoudian, los seis en Beijing. Está previsto que estas obras concluyan antes de 2008.

China es, además, uno de los países con más ricos bienes culturales no materiales calificados patrimonio mundial. La UNESCO concedió al kunqu, le arte de guqin, un instrumento musical antiguo, el arte de mukamu de la etnia uigur, y los cantos changdiao de la etnia mongola el título de “Obra Representativa del Patrimonio Verbal y No Material de la Humanidad”. Por vez primera, China postuló en 2005 un mismo bien cultural no material, o sea los cantos changdiao, junto con otro país extranjero (Mongolia) a la UNESCO y consiguió su aprobación. Los documentos antiguos Dongba de la etnia naxi y Jinbang de Qing, archivo de los exámenes imperiales de la antigüedad han sido incluidos en la Lista de Patrimonio Memorial Mundial. En 2001, la UNESCO incorporó la epopeya tibetana Vida del Rey Gyansar, la más larga del mundo, a la lista de obras conmemorativas en homenaje al milenio.