En la estrategia de desarrollo
económico de la Región Autónoma del Tíbet, el turismo ocupa un
lugar cada día más importante gracias no sólo a sus abundantes,
únicos e incomparables recursos turísticos, sino también al
impetuoso desarrollo y la poderosa fuerza impulsora de esta
industria, los cuales han convertido el turismo en el verdadero
pilar del sector terciario del Tíbet.
A grandes rasgos, los recursos
turísticos del Tíbet se clasifican principalmente como sigue:
1. Maravillas geográficas de meseta.
La Región Autónoma del Tibet, cuerpo principal de la meseta
Qinghai-Tíbet y con un promedio de más de 4.000 metros sobre el
nivel del mar, recibe desde hace tiempo el nombre de “techo del
mundo”, cuyos peculiares paisajes geográficos de meseta son rara
vez vistos en otros lugares del mundo. Aquí hay más de 50 cumbres
superiores a 7.000 metros y 11 sierras nevadas superiores a 8.000
metros. El monte Qomolangma que se yergue en la frontera entre
China y Nepal es el pico más alto del mundo, atrayendo cada año a
gran cantidad de aficionados al alpinismo tanto chinos como
extranjeros. La cumbre Kailas se conoce como lugar sagrado del
budismo tibetano, el hinduismo, el bon y el jainismo, adonde viajan
en peregrinación cada año innumerables creyentes. El Tíbet es la
mayor zona de lagos naturales en China, y tiene más de 1.500 lagos
de diferentes tamaños y formas adornándose como zafiros entre
montañas y ofreciendo una vista encantadora. Entre los famosos se
encuentran el lago Namtso, el Yamdrok-tso, el Manasarovar y el
Basum. En esta tierra extensa, las características naturales
difieren según las condiciones geográficas, en el norte está la
planicie Qangtang, en el este, frondosos bosques vírgenes, en el
sur, granjas agrícolas antiguas, y en el oeste, amplios gobis y
desiertos.
2. Patrimonios históricos y
culturales. El Tíbet es el lugar de origen de la cultura tibetana,
y excavaciones arqueológicas han demostrado que, hace 20.000 años,
en el último período de la Antigua Edad de Pieda, ya existían
actividades humanas en esta tierra. A mediados del siglo VII,
Srong-brtsan-sgan-po unificó la meseta Qinghai-Tíbet y estableció
el reino de Tubo. Después de su inclusión formal en el territorio
de este reino en el siglo XIII, el Tíbet tenía cada vez una
relación más estrecha con el interior de China, y una larga
historia dejó a los descendientes variopintas reliquias históricas
y culturales, entre ellas, la Reliquia Cultural de Chamdo, el
Templo Shakya, el Palacio Potala y la Reliquia de Gyantse.
3. Cultura y arte Religioso. En el
siglo VII, el budismo se abrió camino al Tíbet, y luego se integró
con el Bon, religión indígena de allá, y evolucionó hasta
transformarse en el singular budismo tibetano. Éste se dividió
sucesivamente en muchas sectas durante una larga evolución de más
de 1.300 años, y gran número de monasterios majestuosos fueron
construidos, tales como el Monasterio Drepung, el Sera, el
Tashilunpo. Los monasterios, además de ser sitios de estudio para
los monjes, constituyen un acervo de la cultura religiosa tibetana,
cuyas arquitecturas exquisitas y esculturas, frescos, obras de
Thangka (pinturas en rollo enmarcadas en seda, que generalmente
ilustran los dioses y diosas del budismo) con fuertes
características étnicas exponen plenamente la creatividad y
sabiduría de los tibetanos.
4. Costumbres y hábitos populares.
Durante el proceso de adaptación y transformación a la meseta, los
tibetanos han formado su propio modo de vida y costumbres y
hábitos. La vida cotidiana, las bodas y funerales, los festivales y
entretenimientos, los protocolos y tabúes de ellos revisten alto
valor al ser contemplados y conocidos. Por ejemplo, la vestimenta
típica tibetana, el entierro celestial y las carreras de caballo en
praderas han llamado mucha atención a los visitantes.
Dotado de buenos recursos
turísticos, antes de 1978 el Tíbet casi no tenía industria de
turismo debido a diversas limitaciones objetivas. En 1979, la
fundación del Departamento de Turismo del Tíbet dio comienzo al
desarrollo acelerado del turismo tibetano. En los últimos 20 años,
con el mejoramiento de las condiciones de transporte y el
fortalecimiento de las propagandas al exterior en el Tíbet, el
turismo con la visita ecológica a la meseta y la experiencia de la
religión y cultura étnicas ha sido objeto de buena acogida en el
ámbito internacional. En la actualidad, en el Tíbet se ha formado
preliminarmente una red turística que toma Lhasa como centro y las
otras ciudades como soporte, con un sistema de servicios turísticos
de cierta magnitud.
Hasta finales de 2004, en el Tíbet
se han abierto al exterior 5 distritos y municipios, 43 montañas, 4
zonas pintorescas y de valor histórico a nivel estatal, 2 ciudades
famosas históricas y culturales a nivel estatal, 13 entidades de
reliquias primordiales bajo protección del Estado, 11 entidades de
reliquias bajo protección de la región autónoma y más de 40 puntos
turísticos. Por el momento, el gobierno tibetano, por una parte
invierte 1.600 millones de yuanes en la construcción del parque
turístico estatal de la garganta del río Brahmaputra, por otra,
está buscando activamente una modalidad de desarrollo virtuoso que
armoniza el progreso turístico y económico con la protección
medioambiental, con el objetivo de sentar una base sólida para el
futuro desarrollo del turismo tibetano.
(02/09/2005, CIIC)
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