La vegetación de las praderas por
donde atraviesa el ferrocarril Qinghai-Tíbet es sumamente frágil,
una vez sea deteriorada, es muy difícil de recuperarse. En la
construcción de la línea férrea, los constructores, de acuerdo con
lo que les habían indicado los especialistas y pastores locales,
removieron primero los tepes para guardarlos en otro lugar, luego
de terminar la base de la línea férrea, repoblaron los tepes a su
lugar original, de modo que se han recuperado con éxito.
(19/06/2006, CIIC)
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