el sueño milenario del pueblo
tibetano
Hace 1300 años, la hermosa princesa
Wen Cheng dedicó cerca de 3 años para llegar al Tíbet siguiendo el
camino Chang’an (actual Xi’an)-Lhasa. Durante más de diez siglos,
este camino ha venido siendo el principal conducto que enlaza el
interior del país con Tíbet.
Sin embargo, tal vez este es el
trayecto más difícil de la humanidad, se trata de un camino
asentado con una piedra angular puesta por vida y sangre. Por este
trayecto, sólo se hacían marcas con huesos blancos de los muertos,
era posible seguir adelante. Los hans y los tibetanos, por
generaciones, caminaban penosamente por este camino tirando de
caballos. Después de la liberación pacífica del Tíbet en 1951, el
Gobierno Central movilizó una caravana de más de 4.000 camellos
para transportar productos al Tíbet, misión que dejó 12 camellos
muertos por cada kilómetro recorrido.
Desde la antigüedad hasta la fecha,
los esfuerzos hechos para mejorar las condiciones de comunicación
del Tíbet están repletos de penalidades y tristeza. En 1953, el
mariscal Mu Shengzhong, comisario político del contingente general
de transporte del Tíbet, condujo a varios centenares de miles de
soldados y trabajadores de origen campesino a construir la
carretera Qinghai-Tíbet, hazaña que dejó una baja por cada
kilómetro de camino abierto. La construcción de otra carretera de
acceso al Tíbet—carretera Sichuan-Tíbet, más de 4.000 mandos y
soldados del Ejército Popular de Liberación sacrificaron su vida.
No obstante, los conductos existentes aún distan mucho de
satisfacer las necesidades del desarrollo socioeconómico del
Tíbet.
En los años inmediatamente
posteriores de la fundación de la Nueva China, la construcción del
ferrocarril Qinghai-Tíbet fue incluida en la agenda de trabajo por
el liderazgo de la primera generación del Comité Central del
Partido Comunista de China con el camarada Mao Zedong como núcleo.
En 1955, el Subburó de Diseño del Noroeste del Ministerio de
Ferrocarriles envió el primer equipo de exploración, dando el
primer paso en la exploración del ferrocarril para el acceso del
Tíbet. Pero las calamidades naturales que duraron 3 años obligaron
a dejar al lado la construcción de esta línea férrea pese a que se
habían culminado las exploraciones preliminares. Pese a ello, el
sueño de la Nueva China sobre la construcción de un ferrocarril de
entrada al Tíbet no se desvaneció.
En 1984, se culminó la construcción
del tramo Xining-Gelmu del ferrocarril Qinghai-Tíbet. En julio de
1994, en el III simposio sobre el trabajo del Tíbet convocado por
el Comité Central del Partido y el Consejo de Estado se planteó una
vez más la construcción de un ferrocarril que entra al Tíbet,
propuesta que obtuvo la confirmación y atención del camarada Jiang
Zemin. El 10 de noviembre de 2000, Jiang Zemin anotó instrucciones
en un informe entregado por el Ministerio de Ferrocarriles,
exigiendo tomar la decisión de emprender cuanto antes la
construcción del ferrocarril Qinghai-Tíbet. Luego de medio siglo
desde la exploración, se inició por fin la construcción en toda la
línea del ferrocarril el 29 de junio de 2001.
La construcción de una línea férrea
de primera categoría del mundo en la altiplanicie nevada conocida
como “zona vedada de vida” es una grandiosa hazaña sin precedentes
en la historia de la construcción de ferrocarriles de la humanidad,
que constituye un glorioso monumento levantado por la clase obrera
de China; y una obra del siglo que rinde servicios meritorios
contemporáneos y brinda beneficios por miles de años.
Construir el ferrocarril
Qinghai-Tíbet es una aspiración común del pueblo de las diversas
etnias de Qinghai y del Tíbet y la puesta al tráfico de esta línea
férrea ha hecho realidad el sueño de las masas de salir de la
altiplanicie para conocer el mundo.
(16/06/2006, CIIC)
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