Las zonas de desarrollo económico de China que en su momento lograron atraer las inversiones extranjeras con la política tributaria preferencial vigente hasta este año, comienzan a crear nuevos atractivos frente a la “unificación de impuestos” (igualando en un 25 por ciento el gravamen de las empresas de capital nacional y las de capital foráneo), que entrará en vigor el 1 de enero de 2008.
“Sabíamos que sería una estrategia a corto plazo, no estable, captar negocios e inversiones apoyándose únicamente en la política preferencial, de ahí que las zonas de desarrollo estén adoptando medidas eficientes para asegurar un crecimiento sostenible”, manifiestó Wang Kai, director de la Oficina de Estudios de Políticas de la Zona de Desarrollo Económico y Tecnológico de Tianjin.
Esta región, vecina de Beijing, en los 20 años transcurridos desde su fundación ha atraído a 4.316 empresas extranjeras, entre ellas, Motorola, Samsung y Toyota, con un volumen total de inversión de 34.577 millones de dólares, por lo que ha sido calificada como la mejor zona de desarrollo de China durante 9 años consecutivos.
En años recientes las autoridades de Tianjin han trabajado con gran empeño en la creación de nuevas ventajas para la captación del capital extranjero, partiendo de la mejora del ambiente integral de inversión y la preparación de empresas con tecnologías de punta.
Actualmente, dicha zona y la nueva área litoral, que abarca también la primera, son consideradas una “base de manufactura moderna y de conversión de logros de estudios y desarrollo chinos con alto nivel”. Los proyectos han pasado de las industrias procesadoras con bajos valores agregados a las de nueva y alta tecnología, tales como la automatriz, electrónica, comunicaciones y biofarmacéutica.
Wang Kai apuntó que pese a las influencias provocadas por la “unificación de impuestos” para las empresas que no son de alta tecnología y que disfrutaban de preferencias en las zonas de desarrollo, la implementación de esta política muestra la confianza y decisión de China en la reglamentación del órden económico, la mejora del ambiente de inversión integral y la conducción de un crecimiento benigno de estas regiones.
El proyecto de la Ley de Impuestos sobre la Renta Empresarial, aprobado en la V Sesión de la X Asamblea Popular Nacional (APN), estipula que las empresas de capital nacional y foráneo pagarán al Estado una tasa tributaria fijada en un 25%. Además, la preferencia regional cambiará por la industrial.
Expertos indican que la “unificación de impuestos” hace que tanto las compañías locales como las extranjeras se encuentren en la misma línea de salida. En adelante, sólo las industrias estimuladas por el Estado podrán disfrutar de ventajas impositivas, lo mismo en las zonas de desarrollo que en otras regiones comunes del país.
Muchas zonas de desarrollo se han preparado para enfrentar este cambio. Al entrar en las reuniones de captación de negocios e inversión, las presentaciones de escritura y gráfica exponen que éstas han dejado de ser una “tierra caliente” para los sectores de finanzas y bienes inmobiliarios, como las consideraba la gente. Ahora disponen de su “economía con características propias”, las industrias de tecnología de punta.
La zona de desarrollo económico de Shenzhen, la primera en abrirse en China, ha puesto en marcha la estrategia de combinar en forma estrecha la alta tecnología y la economía. Actualmente en ella se concentran miles de empresas dedicadas a desplegar negocios con altos contenidos tecnológicos, incluidas más de 2.000 fábricas de piezas para computadoras. Asimismo, cerca de 100 de las primeras 500 compañías del mundo han invertido allí para establecer sus empresas de tecnología de punta.
Las denominadas “zonas de desarrollo” son el resultado de la apertura china al exterior. Su creación perseguía, entre otros propósitos, el de concentrar en ellas la mayor fuerza económica posible para impulsar el progreso de toda la región local. Por esta razón, China permitía que esas áreas gozaran de múltiples privilegios en materia de impuestos y suelos, para hacerlas atractivas a los ojos del capital internacional.
Desde 1984, China ha establecido 147 zonas de desarrollo económico y tecnológico de categoría estatal, 54 de las cuales, cuya superficie no llega a uno por diez mil del total nacional, utilizan realmente el 25% de las inversiones foráneas en el país. Hasta el momento el país ha aprobado el establecimiento de 590.000 empresas extranjeras, con un capital estimado en 685.400 millones de dólares.
Cabe señalar que con la profundización del crecimiento, se evidencia gradualmente el peligro oculto de las zonas económicas. Xu Fu, profesor de la Universidad Nankai, apuntó que debido a la mejora integral del ambiente de inversión en el país, el original sistema y política preferencial de las zonas de desarrollo no es tan aplicable como antes. Además la mayoría de ellas sigue tomando el procesamiento como principal actividad, con bajo valor agregado de los productos y escaso espacio de desarrollo.
Según Li Zhiqun, director del Departamento de Administración de Inversión Extranjera del Ministerio de Comercio, China planea convocar una reunión para estudiar y elaborar nuevas estrategias relacionadas con la explotación de nuevas ventajas de las zonas estatales de desarrollo económico y tecnológico y la materialización de su progreso sostenible. La “unificación de impuestos” enfatiza la política preferencial para las industrias, ofreciendo la oportunidad a dichas áreas de experimentar un cambio de modalidad económica.
Zhou Xiaoyu, gerente general de la Compañía de Productos Computarizados de HP Ltda. (Shanghai), establecida en la zona libre de impuestos de Waigaoqiao, en Pudong, afirmó que “las empresas homólogas creemos que el Gobierno chino continuará apoyando el avence de los sectores de alta tecnología, en cuyo futuro tenemos plena confianza”.
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