La Asamblea Popular Nacional (APN), el parlamento chino, adoptó hoy la Ley del Impuesto sobre la Renta Empresarial con 2.826 votos a favor, 37 en contra y 22 abstenciones, una medida que pondrá fin de forma gradual al trato preferente que han recibido los inversores extranjeros durante dos décadas en China.
La ley, de 60 artículos, fue ratificada por los legisladores antes de concluir la sesión plenaria anual de 11 días y medio en el Gran Palacio del Pueblo en Beijing.
El resultado de la votación, anunciado por el presidente del Comité Permanente de la APN, Wu Bangguo, fue recibido con aplausos por los diputados.
La ley entrará en vigor el 1 de enero de 2008.
Expertos consideran que la ley supone un reajuste de las políticas nacionales de la inversión extranjera en la actualidad.
La ley, que establece una tasa unificada de impuesto sobre la renta para las compañías nacionales y extranjeras en el 25 por ciento, salió a luz tras años de críticas contra el actual sistema de impuestos, que es considerado injusto para las empresas nacionales.
Actualmente, el índice medio de impuesto para las compañías chinas es del 25 por ciento, mientras que el para las extranjeras es del 15 por ciento.
"Crear un entorno de competencia justa es uno de los requisitos básicos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y la nueva tasa de impuestos unificada garantizará, en cierto grado, un tratamiento equitativo para las compañías chinas y extranjeras", indicó Miao Gengshu, presidente del Grupo Nacional de Transporte de Comercio Exterior de China.
China está poniendo fin gradualmente a las políticas preferentes de las que han disfrutado durante años las firmas de capital extranjero.
Las políticas preferentes de impuestos y de tierra, descritas como "políticas superiores al tratamiento nacional", han resultado atractivas para la inversión foránea desde que China inició su reforma y apertura al exterior a finales de la década de los años 70.
Estas mdidas resultaron adecuadas durante la etapa inicial de la reforma y apertura al exterior, cuando China se encontraba en dificultades por la escasez del capital y divisas, y el sistema de mercado defectuoso, señaló Justin Yifu Lin, prestigioso economista y miembro del cuerpo asesor político de China.
Gracias a estas políticas fiscales que han promovido la entrada de capital extranjero, China se ha convertido en uno de los mayores destinos del mundo de la inversión directa extranjera, y el volumen de la inversión realmente usada se situó en los 53.500 millones de dólares USA en 2003, 60.600 millones en 2004 y 60.300 millones 2006.
Sin embargo, la situación ha cambido de forma notable, subrayó Zhang Yansheng, director del Instituto de Investigación de Economía Internacional, subordinado a la Comisión Estatal de Desarrollo y Reforma.
"El capital y las divisas ya no constituyen el principal problema para el desarrollo económico chino, de ahí que pierdan el estatus de objetivo prioritario para atraer inversión extranjera", destacó Zhang.
(16/03/2007, Agencia de Xinhua)
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