-- Discurso de Liu Xiuchen, miembro del Comité Nacional de la CCPPCh, Miembro del Comité Central de la Sociedad Jiusan y Subdirector del Buró Municipal de Parques y Bosques de Beijing El impetuoso crecimiento de la economía ha impulsado la urbanización hacia una etapa de desarrollo vertiginoso. Mientras la parte nueva de las ciudades se está construyendo, la parte vieja vive el proceso de transformación. Aunque la construcción planificada de las urbes progresa de manera sana en lo básico, ha surgido una tendencia de desarrollo sobrecargada y superintensa en sus partes céntricas. Por otro lado, las urbes modernas exigen poner en el tope de la agenda el entorno ecológico y el medio ambiente entre los temas de su construcción. Se trata de un par de contrarios de la contradicción, así como de una responsabilidad histórica que no pueden soslayar los hacedores de decisiones para la construcción de las ciudades. En la actualidad está aumentando la compacidad de los edificios en las partes centrales de la gran mayoría de las ciudades chinas. No pocas de ellas vienen levantando edificios altos con una creciente compacidad en las áreas urbanas planificadas, y se recrudecen las tensiones en el uso de tierra. A medida de la rehabilitación de los edificios en mal estado y de la reestructuración de los sectores económicos en el transcurso de la transformación de las ciudades a gran escala, veremos desaparecer un buen número de áreas de edificios bajos y casas de un piso y trasladarse muchas fábricas a las afueras. Y casi todos estos proyectos se realizan a nombre del desarrollo. A consecuencia de ello, está tomando o ha tomado forma un panorama urbano de bosques de edificios altos, caminos entrecruzados, vías circulares compactos y corrientes de vehículos. Veamos el caso de Beijing. Anteriormente, las áreas de casas de un piso estaban sombreadas por árboles, y con la excepción del Palacio Imperial de techos dorados, la ciudad vista desde el avión era un mar de verdor. Pero ahora hay florestas de rascacielos de cemento por todas partes. Aunque se han tomado medidas de control de sus alturas y se ha fijado la tasa de las áreas verdes, los hombres del sector de inmuebles siguen buscando la mayor densidad de edificios en lo posible. Un buen número de ciudades se han dado cuenta de este fenómeno y están haciendo esfuerzos para expropiar tierras a objeto de construir y aumentar áreas verdes de uso público. Por ejemplo, el Parque Huangchenggen y el Parque de la Muralla de Ming en Beijing y los caminos elevados en forma “申” y las áreas verdes en los cuatro lados en Shanghai son invariablemente resultados del empeño de sus gobiernos municipales. Pero en términos generales, el aumento de áreas verdes está muy a la zaga del desarrollo de las ciudades. El tránsito vehicular se ha convertido en un notorio “cuello de botella” que traba el desarrollo de las ciudades. De nuevo vamos al caso de Beijing: sus vehículos totalizan ya a dos millones y en el 2008 superarán los tres millones. La escasez del recurso hídrico representa un problema más y ejerce una enorme presión sobre las necesidades de vida y producción en las ciudades. El desarrollo sobrecargado de las urbes acarrea inevitablemente un lastre más pesado contra su uso de agua. El desarrollo superintenso también ha implicado embestidas notorias contra la protección de los patrimonios históricos en algunas ciudades y la de la faz original de las antiguas capitales. La colisión entre la modernización y la cultura tradicional es una contradicción que no pueden pasar alto muchas ciudades. Así pues, bajo la excelente situación de la construcción urbana han surgido estas cuestiones: ¿Hasta qué punto pueden soportar la capacidad, el medio ambiente y el transporte de nuestras ciudades? ¿Tendrán éstas medios eficaces para arreglar la complicada administración resultante de una enorme población que inmigra en las partes urbanas? ¿Serán éstas capaces de reflejar y mantener el contenido y el porcentaje de su cultura tradicional y faz? ¿Cómo las áreas verdes podrán tener funciones adecuadas para resolver los problemas de la conservación del entorno ecológicos y de los lugares de paisaje en las ciudades? ¿Podrán las urbes zafarse de la pasividad en el suministro de agua, electricidad y otros recursos energéticos? Cabe afirmar que la planificación y construcción de áreas verdes es uno de los mayores progresos que ha hecho el hombre en su conocimiento y planificación de las ciudades a través de la práctica. Las áreas verdes constituyen un medio esencial para el desarrollo sostenible de las ciudades. La urbe es como el cuerpo humano, y las áreas verdes su “pulmón”, y a la vez su garantía para el mantenimiento del medio ambiente, la ecología y los lugares de paisaje y para el desplazamiento de la gente, así como uno de sus elementos más importantes. La gran mayoría de las ciudades han planeado un buen número de áreas verdes a construir en las periferias y los barrios nuevos, pero tienen escasas áreas verdes de gran dimensión y concentradas en la parte céntrica o barrios viejos. Es un problema común a muchas ciudades y una situación pasiva resultante de la planificación temprana y carente de prospectiva de la parte céntrica de las urbes, y esto hace imposible mejorar el entorno ecológico en las partes céntricas de las ciudades. Por supuesto, el traslado de las fábricas para la construcción de áreas verdes no traerá utilidades económicas directas a las fábricas. Pero desde la óptica de la estrategia de desarrollo urbano, es un paso que se ha de dar. Esta iniciativa es un servicio benemérito de nuestra generación y beneficioso para las generaciones venideras. Sobre la base de lo arriba explicado, hago tres sugerencias: 1. Atribuir suma atención al serio problema de la sobrecarga y el desarrollo superintenso de las ciudades, controlar el volumen total de las obras de construcción en las partes céntricas de las urbes y convertir una parte de las tierras planeadas para la construcción en áreas verdes. 2. Estudiar una estrategia y modo de desarrollo para la construcción planificada de las ciudades. Para ello conviene tener un nuevo lineamiento, esto es, construir áreas comunitarias en ambos lados de las autopistas con vistas a aliviar la presión sobre las partes céntricas. 3. Tomar la inversión gubernamental como principal, adoptar un mecanismo de inversión diversificada y aprovechar la reestructuración de la industria y la educación como coyuntura, para demoler los edificios viejos y precarios y expropiar sus tierras con el fin de planificar y construir áreas verdes nuevas en las partes céntricas de las ciudades. (08/03/2004,CIIC) |