China siempre ha concedido especial
importancia a la construcción de carreteras, como medio fundamental
para acelerar el desarrollo infraestructural. En 2003, las
inversiones en este terreno fueron de 350.000 millones de yuanes y
se dispuso la construcción de 219 proyectos prioritarios,
concentrados principalmente en las arterias troncales de las cinco
vías verticales (norte-sur) y de las siete horizontales
(este-oeste), otras en las regiones del oeste, así como carreteras
en las zonas rurales. A finales de 2004, se hallaban en servicio
1.871.000 kilómetros, incluidos 34.300 kilómetros de autopistas,
ocupando el segundo lugar del mundo. En la actualidad la media
nacional es de 19,5 kilómetros por cada 100 kilómetros cuadrados de
superficie.
En 2008 se habrán completado las
cinco carreteras arteriales norte-sur y las siete este-oeste que
totalizan 35.000 kilómetros. Para entonces Beijing y Shanghai se
comunicarán con los demás municipios bajo jurisdicción central, con
todas las capitales provinciales y de regiones autónomas, así como
con las demás grandes ciudades, a través de carreteras de primera
categoría con las autopistas como principales vías, haciendo que el
número de ciudades comunicadas y entrelazadas supere las 200.
A comienzos de 2005, el Consejo de
Estado aprobó el Plan Nacional de Redes de Autopistas. Con la
ejecución del plan, concluirá la red de autopistas nacionales que
comunicará “la capital nacional con las capitales provinciales, que
a su vez ya están conectadas entre sí y enlazadas con las
principales ciudades y cabeceras de distrito”. Esta red tiene una
longitud de unos 85.000 kilómetros y cubre 7 rutas desde la capital
nacional. En estos momentos, ya comenzó la obra constructora en la
mitad de ellas.
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