En el mercado chino ya desapareció
la escasez de artículos de consumo diario y específicamente de
alimentos. El consumo ha experimentado notables cambios
estructurales: los gastos de alimentación, vestuario y otros
artículos básicos de la vida cotidiana han bajado, mientras que los
destinados a vivienda, transporte, telecomunicaciones, sanidad,
protección de la salud, actividades culturales, educación,
actividades recreativas, turismo y otras áreas han aumentado de
forma acelerada. La calidad de vida del pueblo ha mejorado en gran
medida.
El coeficiente Engel de consumo (el
porcentaje de los gastos de alimentación sobre el total de los
egresos) de los habitantes urbanos y rurales descendió del 57,5% y
67,7%, respectivamente, en 1978, y al 37,7% y 47,2%,
respectivamente, en 2004. Los habitantes urbanos tienden a comprar
alimentos de mejor calidad, más finos y nutritivos y de fácil
preparación, y también acuden a comer a los restaurantes con más
frecuencia. Como resultado, las verduras elaboradas, los alimentos
congelados y semipreparados, tienen muy buena venta en los
supermercados y grandes almacenes. Es obvio que ahora los
habitantes rurales consuman menos alimentos básicos y más productos
derivados de animales. En cuanto a la ropa, la gente prefiere
piezas más variadas, y de mediana y alta calidad, a las monótonas y
de bajo precio; al mismo tiempo, el consumo que implica gustos
personales está de moda y el porcentaje de las confecciones se ha
elevado notablemente.
Asimismo, han mejorado mucho las
condiciones de la vivienda, el transporte y las telecomunicaciones.
La cantidad de artículos duraderos, como los electrodomésticos, de
una calidad notablemente elevada, se ha incrementado. Los
televisores de pantalla grande y alta definición, los frigoríficos
de gran capacidad y varias puertas y las lavadoras automáticas de
tambor rotatorio, digitalizadas y poco ruido, tipo fuzzy, se han
convertido en la elección prioritaria de los residentes urbanos a
la hora de renovar sus electrodomésticos. Al mismo tiempo, los
aparatos de aire acondicionado, los de entretenimiento doméstico,
los calentadores de agua y los muebles de mediana y alta calidad
son objeto de gran demanda por parte de los consumidores. El auto,
los aparatos de vídeo, los ordenadores y los aparatos para la
práctica de ejercicios físicos han comenzado a entrar rápidamente
en los hogares. En 2004, los gastos por concepto de compra de
automóviles crecieron un 58%; la proporción de los autos comprados
por particulares superó el 60% y, en ciertas grandes ciudades,
incluso el 80%. Por su parte, los de la vivienda, igualmente,
registraron un alza constante, pues el crecimiento en esa área
llegó al 30,4% en 2004.
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