China ha hecho un verdadero milagro
mundial con la creación de bosques desde los años 50 del siglo XX.
La reforestación alcanza 53.840.000 hectáreas, ocupando el primer
lugar. La cobertura for-estal ha llegado al 18,21%. China ha
registrado genuinos aumentos tanto en la superficie boscosa como en
el volumen acumulado de reservas madereras, en una época en que los
recursos forestales exhiben una tendencia a la baja mundial. Estos
resultados llevaron al Programa de Medio Ambiente de la ONU a
incluir a China en la lista de los 15 países con mayores reservas
forestales del mundo.
De 1998 a 2001, el Gobierno Central
invirtió 42.700 millones de yuanes en las zonas del centro y del
oeste para proteger el manto vegetal, subsidiar a los campesinos
del lugar, estimular la transformación de las tierras excesivamente
roturadas en bosques y praderas, y otros proyectos. Se puso en
práctica oficialmente el Reglamento de Devolución de las Tierras
Labrantías al Bosque, a partir del 2003, en 25 provincias, regiones
autónomas y municipios bajo jurisdicción central. En 2004, las
labores al respecto se tradujeron en 13.330.000 hectáreas
acumuladas. Los resultados son tangibles desde el punto de vista
preliminar, puesto que en algunos lugares, se ha reducido la
pérdida de agua y la erosión del suelo. Otra medida eficaz es el
Proyecto de Protección de Bosques Naturales iniciado en el año
1998, que exige el cese en todo el país de la tala de árboles en
esos bosques. En numerosos lugares, los obreros que antaño se
dedicaban a la tala se han convertido en guardias forestales.
De acuerdo con las metas planteadas
en el Informe de Investigación sobre la Estrategia de Desarrollo
Sostenible de la Silvicultura, para el año 2050 la cobertura
forestal de China será del 28%, con un aumento neto de 110 millones
de hectáreas pobladas de árboles.
La desertización constituye uno de
los problemas más graves del ecosistema y medio ambiente chinos.
Los 2.620.000 kilómetros cuadrados de tierras desiertas superan en
gran cuantía la superficie total de las tierras labrantías del
país, para alrededor del 27% del territorio nacional. Pese a que el
fenómeno está bajo control en algunas zonas, la desertización
avanza a un ritmo de 3.000 kilómetros cuadrados por año.
La Administración Estatal de
Silvicultura comenzó a aplicar el plan de prevención y tratamiento
de la arena, proponiéndose contener básicamente la tendencia de la
expansión de la desertización para el año 2010; en el año 2030,
sobre la base de la consolidación de los resultados del tratamiento
del período anterior, se empezará a reducir año tras año la
superficie desértica; en el año 2050, se tratará básicamente toda
la tierra desértica susceptible a ser tratada bajo las condiciones
del momento, para terminar construyendo un ecosistema relativamente
perfecto en las zonas arenosas.
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