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En 1900, China no contaba con ningún
tipo de infraestructura en el sector de la ciencia y la tecnología
modernas y menos de 10 ciudadanos chinos dominaban el cálculo
infinitesimal. Al entrar en el siglo XXI, se redujo la distancia
entre el nivel chino y el mundial, en cuanto al estudio y
desarrollo de las altas tecnologías; China ha logrado que el 60% de
su tecnología se acerquen al nivel internacional más avanzado,
incluyendo la tecnología de la energía atómica, espacial, física de
alta energía, biológica, de computación, de la información, etc. El
15 de octubre de 2003, se consiguió poner en órbita la nave
espacial tripulada “Shenzhou V”, de diseño y producción propios, y
con ello China se convirtió en el tercer país que domina la
tecnología de la navegación espacial tripulada. Según el plan de
exploración de la Luna, iniciado en febrero de 2004, antes del año
2010 China lanzará a la Luna un artefacto detector no tripulado y
antes del año 2020 habrá concluido el trabajo de recolección de
muestras del suelo lunar.
Los progresos e innovaciones
científico-tecnológicos se han aplicado a la órbita del sistema
legal paso a paso. En julio de 1993, se promulgó la Ley de Progreso
Científico y Tecnológico, que reglamenta de manera relativamente
completa las metas, funciones, procedencia de los fondos y sistema
de premiación por logros científicos y tecnológicos. En junio de
2002, se promulgó la Ley de Generalización de la Ciencia y la
Tecnología, que reglamenta como norma de conducta la generalización
de la ciencia y la tecnología y la elevación de la calidad
científica de los ciudadanos y su aplicación a la sociedad entera.
En las diversas provincias, regiones autónomas y municipios bajo
jurisdicción central también se han dictado una serie de normas
jurídicas de carácter local, con las cuales se garantiza la
incorporación de hombres de valía científico-técnica, la
estabilización de las inversiones en este dominio y el desarrollo
de la ciencia y tecnología de alto nivel.
A partir de la década del 90 del
siglo XX, las asignaciones de fondos de la hacienda del Gobierno
Central al sector científico y tecnológico y la cuota de gastos
para la investigación y pruebas científicas aumentan
considerablemente. En 2004, esas asignaciones fueron de 97.550
millones de yuanes, 19,5% más que el año anterior, mientra esa
cuota fue de 184.300 millones de yuanes, lo que supuso un aumento
del 19,7% con respecto al año anterior y representó el 1,35% del
PIB, el nivel más alto de la historia, que llevó a China a figurar
en la primera línea de los países en vías de desarrollo.
El incremento de los recursos
humanos en el campo de la ciencia y técnica es palpable. En 2004,
55.750.000 individuos se desempeñaban en las diversas
especialidades de las entidades empresariales e institucionales de
propiedad estatal, lo cual significa que la cantidad de personal
técnico especializado entre los ocupados en las diversas
actividades pasó de 870 personas por cada diez mil en 1985 a las
3.900 personas de este momento . De los académicos de la Academia
de Ingeniería de China, más del 50% son personas que en los últimos
diecitantos años regresaron al país después de concluir sus
estudios en el exterior.
A partir de 2002, la estrategia de
desarrollo científico-técnico elaborada por el Estado da un viraje
y pasa del seguimiento e imitación a la independencia creativa y
desarrollo tecnológico, con la vista puesta en la conquista de la
cima mundial. De acuerdo con el plan estatal, en el año 2005 el
nivel científico-técnico alcanzado en ciertas esferas habrá entrado
en la élite mundial; en importantes dominios científicos y de alta
tecnología estratégica, se habrá acercado o llegado a la élite
mundial; el peso que representan en el PIB los fondos destinados a
los estudios y pruebas científicos subirá a más del 1,5%; para el
año 2010 se habrá fundado, en sus líneas maestras, un nuevo sistema
estatal de innovación, la creación de las condiciones básicas para
la ciencia y la tecnología habrá logrado notables resultados, la
construcción de las bases de los estudios científicos de
importancia estatal habrá llegado al nivel mundial, la capacidad de
innovación en los dominios importantes habrá experimentado un salto
significativo, el peso de los fondos destinados al estudio, prueba
y desarrollo científicos en el PIB habrá llegado al 2%. Para el año
2020, se habrá establecido un sistema estatal de innovación
relativamente perfecto y los gastos de sus actividades habrán
alcanzado el 3% del PIB y su competitividad científica y
tecnológica se contará entre las primeras del mundo.
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