En el año 206 a.n.e. Liu Bang fundó
la poderosa dinastía Han, durante la cual la agricultura, la
artesanía y el comercio se desarrollaron sustancialmente y la
población llegó a los 50 millones de habitantes. Liu Che, o sea, el
Emperador Wudi de los Han (140 a.n.e.-87 a.n.e. en el trono), llevó
la dinastía a su apogeo. Fue este emperador el que consiguió que el
territorio controlado de facto por el poder central se ampliara
desde las planicies centrales hasta las regiones occidentales
(actual Xinjiang y Asia Central). También, en dos ocasiones, envió
hasta aquellas regiones remotas a Zhang Qian, en calidad de enviado
especial, con lo que se abrió una importantísima vía comercial,
conocida más tarde como la “Ruta de la Seda”. Partía esta ruta de
Chang'an (actual Xi'an, capital de la provincia de Shaanxi),
entonces capital del imperio, y luego de atravesar Xinjiang y el
Asia Central, llegaba a las orillas orientales del Mediterráneo.
Por este camino, la bella seda de China viajó de manera continua
hacia el oeste. Coincidiendo con este incesante intercambio entre
el Este y el Oeste, penetró el budismo en China en el siglo I de
nuestra era. En el año 105, un funcionario llamado Cai Lun,
sintetizando toda una serie de experiencias populares, inventó la
técnica de producción del papel, dando un cambio radical en lo
referente a los materiales utilizados para escribir.
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