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En 1900, China no contaba con nada relativo a la ciencia y
tecnología modernas y sólo menos de 10 chinos dominaban el cálculo
infinitesimal. Después de entrar en el siglo XXI, se ha reducido la
distancia entre el nivel chino y el mundial en cuanto a estudios y
desarrollo de nuevas tecnologías; China ha logrado que el 60% de
sus tecnologías se acerquen al nivel internacional más avanzado. El
15 de octubre de 2003, se consiguió poner en órbita la nave
espacial tripulada "Shenzhou V", de diseño y producción propios, y
con ello China se ha convertido en el tercer país que domina la
tecnología de navegación espacial tripulada. Según un plan
arrancado, antes del año 2010 China lanzará un artefacto detector
sin tripulante a la Luna.
Los progresos e innovaciones
científicos y tecnológicos han sido incorporados a la órbita del
sistema legal paso a paso. En julio de 1993 se promulgó la Ley del
Progreso Científico y Tecnológico, que reglamenta de manera
relativamente completa las metas, las funciones, la procedencia de
los fondos y el sistema de premios por logros en el desarrollo
científico y tecnológico; se trata de un código básico para
orientar este desarrollo. En 1998 y 2003 el Comité Permanente de la
Asamblea Popular Nacional procedió a sendas verificaciones sobre la
aplicación de esta ley. En junio de 2002 se promulgó la Ley de
Generalización de Ciencias y Tecnologías, que reglamenta como norma
de conducta la generalización de ciencias y tecnologías y la
elevación de la calidad científica de los ciudadanos y que impone
su aplicación a la sociedad entera. En las diversas provincias,
regiones autónomas y municipios bajo jurisdicción central también
se han aprobado una serie de normas jurídicas de carácter local,
con las cuales se garantiza la incorporación de hombres de valía
científica y tecnológica, la estabilización de las inversiones en
este dominio y el desarrollo de las ciencias y tecnologías de alto
nivel.
En los últimos 10 años, la inversión
de fondos de la hacienda del Gobierno Central en el dominio
científico y tecnológico y la cuota de gastos para estudios y
ensayos científicos han aumentado en grandes márgenes. En 2003, esa
inversión fue de 81.620 millones de yuanes, 16,1% más que el año
anterior, representando el 3,7% de los gastos totales de la
hacienda estatal; se destinaron 152.000 millones de yuanes para
estudios y pruebas científicos y tecnológicos, lo que supuso un
aumento del 18% con respecto al año anterior y representó el 1,3%
del PIB, el nivel más alto de la historia, y situó al nuestro en la
primera línea de los países en vías de desarrollo.
Es palpable el incremento de los
recursos humanos en el campo de la ciencia y de la técnica. En
2003, eran 55,75 millones el personal en las diversas
especialidades de las entidades empresariales e institucionales de
propiedad estatal, lo cual significa que la cantidad de personal
técnico especializado entre los ocupados en las diversas
actividades pasó de 870 personas por cada diez mil personas
colocadas en 1985 a cerca de 3.900 personas actuales, en esas
entidades. De entre los académicos de la Academia de Ingeniería de
China, más del 50% son personas que en los últimos 10 años han
regresado después de realizar estudios en el exterior.
A partir de 2002, la estrategia de
desarrollo científico y tecnológico elaborada por el Estado viró de
la anterior, basada en el seguimiento e imitación, a la actual que
tiene como fundamento la independencia creativa y el desarrollo
tecnológico quemando etapas, y ha comenzado a prestar atención a la
conquista de las cimas mundiales. De acuerdo con un plan estatal,
para el año 2005 el nivel científico y técnico en algunos dominios
habrá entrado en las primeras filas del mundo; en importantes
dominios científicos y dominios de alta tecnología estratégica se
habrá acercado o llegado al borde delantero mundial, el peso que
ocupan en el PIB los fondos destinados a los estudios y pruebas
científicos subirá a más del 1,5%; para el año 2010 se habrá
fundado, en sus líneas maestras, un nuevo sistema estatal de
innovación, la construcción de las condiciones básicas de las
ciencias y tecnologías habrá logrado notables resultados; la
construcción de las bases de estudios científicos de importancia
estatal habrá llegado al nivel adelantado mundial, la capacidad de
innovación en los dominios importantes habrá experimentado un salto
significativo, el peso de los fondos destinados al estudio, pruebas
y desarrollo científicos en el PIB habrá llegado al 2%. Para el año
2020, se habrá establecido un sistema estatal de innovación
relativamente perfecto, los gastos en esas mismas actividades de
toda la sociedad habrán alcanzado el 3% del PIB y su competitividad
científica y tecnológica se contará entre las primeras del
mundo.
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