En comparación con 50 años atrás, la vida del pueblo chino ha
experimentado un cambio extraordinario, cambio notable también
incluso si nos referimos a hace tan sólo 20 años. El nivel de
ingresos se ha venido elevando ininterrumpidamente y los bienes
individuales aumentan día a día. La vivienda, los automóviles, los
ordenadores, las acciones de bolsa y los viajes al extranjero se
han convertido en el contenido principal de la inversión o del
consumo de la vida cotidiana. En 2003 el PIB, calculado según el
tipo de cambio vigente, sobrepasó los 1.000 dólares per capita.
Los últimos años, a partir de 1979,
han sido el período de más rápido crecimiento económico de China y
el de mayor aumento de los ingresos de sus habitantes. Según las
estadísticas, los ingresos netos per cápita en las zonas rurales
pasaron de 134 yuanes en 1978 a 2.622 yuanes en 2003, con una media
de aumento real anual del
7,1%; los ingresos disponibles per
cápita en las ciudades y pueblos ascendieron de 343 a 8.472 yuanes,
con un aumento real anual del 6,8%.
La elevación de los ingresos se
refleja de forma notoria en el monto de los depósitos bancarios. El
saldo de los ahorros subió de 860 millones de yuanes en 1952 a
21.060 millones de yuanes en 1978; pero en el lapso que ha seguido
al inicio de la puesta en marcha de la política de reforma y
apertura, o sea, a partir de 1979, dicho saldo se ha incrementado
en progresión geométrica, pues de 1979 a 1986 aumentó 10 veces,
alcanzando ese año los 223.850 millones de yuanes, cifra que subió
a 2.151.880 millones de yuanes en 1994, 6.433.240 millones de
yuanes en 2000, 7.376.200 millones de yuanes en 2001, 8.691.100
millones de yuanes en 2002 y
10.361.800 millones de yuanes en
2003. Los activos financieros de los ciudadanos, tales como
depósitos en moneda extranjera, acciones, bonos, acciones internas
de los propios empleados y dinero en efectivo, han aumentado en
gran medida.
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