China fundó bolsas de valores en Shanghai y Shenzhen en 1990 y
1991, respectivamente. En poco más de diez años, este mercado ha
crecido y puesto orden en las operaciones, recorriendo un trayecto
que a otros países les costó lograrlo más de cien años. Hoy día, el
mercado de valores se ha convertido en un arca de Noé con un
capital de 4.245.800 millones de yuanes, 1.287 empresas y
70.250.000 inversores.
El mercado de valores ha contribuido
a la reforma de las empresas de propiedad estatal y al éxito en la
transformación estructural de las mismas, posibilitando una
transición estable de la vieja estructura a la nueva. En los
últimos más de 10 años, utilizando este mercado, varias grandes
empresas de propiedad estatal han completado el cambio de sistema
con éxito, una tras otra. Debido a que se basa en las normas del
mercado, esta transformación ha resultado viable e impulsado el
sistema accionarial en las empresas medianas y pequeñas de
propiedad estatal y, de esta manera, se ha podido resolver el
problema estructural, que obstaculizaba el proceso de transición de
la economía planificada a la economía de mercado. Para la gente
común y corriente, depositar dinero en el banco ha dejado de ser el
único modo de rentabilizar su dinero, y el mercado de valores se ha
convertido en un importante canal de inversión.
Los métodos de transacción
accionarial se han perfeccionado continuamente. Las bolsas de
Shanghai y Shenzhen se han convertido en cabeceras del mercado de
valores. El sistema de transacción de títulos y liquidación en
internet, que ya se extiende por todo el país, efectúa la emisión y
el negocio sin papel, con los métodos técnicos más avanzados. Según
estadísticas, en 2003 se emitieron 97 tipos de acciones A y 24
tipos complementarios, que reunieron 82.000 millones de yuanes, así
como 24 tipos de acciones B y H, que reunieron 53.700 millones de
yuanes.
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