El Partido Comunista de China (PCCh), organización política gobernante en el país, que cuenta con 66 millones de militantes y asume la misión histórica de dirigir la revitalización de la nación china. Como bien han señalado algunos medios informativos en el extranjero, el primer gran encuentro del PCCh en el nuevo siglo atrae muy especialmente la atención del mundo, ya que luego de 20 años de reforma y apertura, China ocupa una posición importante en la esfera internacional. Su desarrollo futuro ejercerá una influencia trascendental durante todo el siglo. De las decisiones políticas del PCCh dependerán la prosperidad o decadencia de China y el destino de la nación. Es en atención a la importancia de las decisiones del PCCh, que el pueblo deposita en él sus esperanzas. Mantener en alto la bandera de la teoría de Deng Xiaoping e implementar de forma total los principios de la “triple representatividad”, a la vez que se persiste en renovar la nación china y continuar por el camino de la construcción de un socialismo con características chinas, es la misión que la historia y la época colocan sobre los hombros del PCCh. Este es asimismo el compromiso solemne de todos los comunistas chinos. Aspiración persistente --La mencionada revitalización nacional ha sido por partes iguales aspiración indeclinable que el pueblo ha alimentado por espacio de cien años en la época moderna y búsqueda perenne del PCCh. La historia del siglo pasado demuestra que sólo el PCCh, armado con el pensamiento avanzado, podrá desbrozar el sendero hacia la renovación. Al despuntar el siglo XX, se impuso esta preocupación coronada por una interrogante: “El porvenir de China semeja una vela a merced del viento y la espuma de una ola en el mar. ¿Se repetirá acaso la desesperanza en que vivió durante el siglo XIX?” Transcurridos cien años, el reelecto presidente del Banco Asiático de Desarrollo, Chino Tadao, dijo refiriéndose a la fuerte y sostenida tendencia de crecimiento económico de china: “El desarrollo de China constituirá un capítulo que atraerá la atención de todo el mundo en el siglo XXI”. Al repasar la historia moderna de la nación china, se llega a la conclusión que se necesitó del estruendo de los cañones de la Guerra del Opio (1840) para derribar la arrogante sordera con que el gobierno de la dinastía Qing (1644-1911) desconocía el desarrollo. La nación china, que había hecho grandes aportes a la civilización, se vio gradualmente sumida en serios peligros, “rodeada por potencias codiciosas que intentaron repartírsela tras atacarla a dentelladas”. La revitalización nacional ha sido el ideal que ha guiado sin cesar a personas nobles en la época moderna. Wang Tingda, director del Instituto de Estudios sobre Construcción del Partido, subordinado al Departamento de Organización del Comité Central del PCCh, afirmó que el Partido surgió como una necesidad de la época, partiendo de la integración del marxismo con el movimiento obrero y asumiendo resueltamente la misión de llevar a feliz término la gran causa del renacimiento del país. Al final, logró que la revolución china, sustentada en los ideales altruistas de numerosos patriotas, se colocara en un camino triunfal. La historia no olvidará que Mao Zedong resumió el proceso de esta revitalización en dos pasos: primero, conquistar la independencia del Estado y la liberación nacional; segundo, desarrollar la economía para hacer prosperar al país. Indicó asimismo que la fundación de la República Popular China cumplió la primera tarea, para lo cual requirió de algo más de un siglo. Cumplir el segundo cometido también necesitará cien años, hasta mediados del siglo XXI. Para la historia también queda que, en diciembre de 1979, en su entrevista con huéspedes extranjeros, Deng Xiaoping formuló el famoso concepto de la “vida modestamente acomodada”, diseñando así la estrategia de “desarrollo en tres pasos” con el fin de impulsar la economía de nuestro país: Primer paso, materializar la duplicación del valor global del PIB con respecto a 1980, para resolver el problema de la subsistencia del pueblo. Segundo paso, aumentar una vez más, para fines del siglo XX, el mencionado indicador, de modo que la población acceda a un nivel de vida modestamente acomodado. Tercer paso, a mediados del siglo XXI, el valor global per cápita del PIB deberá alcanzar el nivel de los países medianamente desarrollados y la vida del pueblo será relativamente rica, materializando en lo fundamental la modernización. Inscrita en los anales históricos queda asimismo la víspera del nuevo siglo, cuando el liderazgo colectivo de tercera generación, con Jiang Zemin como núcleo, se aplicó concienzuda y sagazmente al deber y la misión sagrados que les confiaron la historia y la época, planteando la nueva estrategia de “aplicar los tres pasos”, a saber, conseguir, en la primera década la duplicación del valor global del PIB con respecto al 2000, de modo que el pueblo, que ya disfruta de una vida modestamente acomodada, viva con más holgura, y perfeccionar en todo lo posible el sistema de economía de mercado socialista; esforzarse durante otra década, hasta el centésimo aniversario de la fundación del Partido, por impulsar en gran medida la economía nacional, desarrollando aún más los diversos sistemas; lograr para el centésimo aniversario de la fundación de la Nueva China, o sea, a mediados de este siglo, la modernización y la condición de un país socialista próspero, democrático y civilizado. A pesar de los altibajos de la situación mundial, el pueblo chino, bajo la dirección del PCCh, ha abierto un camino claramente distinguible, irreversible y pleno de determinación: --La victoria de la revolución de la nueva democracia barrió los obstáculos para el renacimiento de la nación china; --La fundación de la Nueva China constituye el punto de partida del renacimiento de la nación china; --La impetuosa reforma y apertura impulsa a la nación china a una época de mayor esplendor; --Durante los últimos 13 años, desde la IV Sesión Plenaria del XIII Comité Central del Partido, la vida del pueblo ha alcanzado en conjunto un nivel modestamente acomodado, lo que constituye un nuevo hito del desarrollo de la nación china. Shi Zhongquan, subdirector de la Oficina de Historia del Comité Central del PCCh, considera que las sobresalientes hazañas del PCCh tienen su punto de partida fundamental en la combinación de los principios básicos del marxismo-leninismo con la realidad concreta de China, la puesta en práctica de los tres saltos históricos y el pensamiento de Mao Zedong, la teoría de Deng Xiaoping y la trascendencia del pensamiento de la “triple representatividad.” También por la particularidad de que el Partido dirige al pueblo en la apertura de un camino socialista prometedor con peculiaridades chinas y en la materialización sin precedentes de un gran salto en China. El camino de la revitalización nacional se amplía y consolida cada vez más. Faro inextinguible –La “triple representatividad” es un nuevo fruto del desarrollo marxista en China. Por encima de los altibajos de la cambiante situación internacional, y de los obstáculos que surgen a diario, el pensamiento de la “triple representatividad” mantiene su vigencia, como faro que guía al navío de la renovación nacional en su avance aguerrido. Un gran salto se percibe en el tránsito de las viejas áreas de viviendas rústicas de antaño a los nuevos barrios residenciales de hoy; lo propio se deriva del cambio ocurrido en el valor global del PIB, de 6.000 millones de yuanes en 1990 a un total de 108.200 millones en 2001. Y ahí está Pudong de Shanghai, conocido como la “ventana” y el “compendio” de la reforma y apertura y la modernización de China. Al hablar de 12 años de cambios en Pudong, el vicealcalde de Shanghai y secretario del Partido del nuevo distrito de Pudong, afirmó que al principio de iniciar su explotación, éste se dedicó a establecer un sistema de desarrollo económico regional moderno de alto nivel y orientado al exterior, desplegando un espíritu orientado a “sobresalir, trabajar abnegadamente, actuar honrada y autodisciplinadamente y asimilar las experiencias ajenas”. Al mismo tiempo, ha creado la modalidad de administración de “pequeño gobierno”, a fin de elevar la eficiencia del trabajo, ampliar el empleo social y propiciar logros concretos al pueblo. El espléndido proceso de desarrollo de las experiencias fundamentales de Pudong demuestra una verdad: la implementación de los principios de la “triple representatividad” será la garantía del éxito de la revitalización de la nación china. El desarrollo de la nación china requiere resolver de manera precisa tres problemas esenciales, es decir, desarrollar las fuerzas productivas avanzadas, promover la cultura avanzada y salvaguardar y materializar los intereses fundamentales de las amplias masas. Zhang Ming, profesor de la Universidad del Pueblo Chino, subrayó que en el momento que se consiga aplicar debidamente estos tres principios, florecerá y prosperará la gran causa del renacimiento de la nación china; si se actúa contra este propósito, la causa sufrirá reveses y frustraciones. Al mirar en retrospectiva los 13 años transcurridos desde la IV Sesión Plenaria del XIII Comité Central del PCCh, se percibe un período cargado de acontecimientos en el mundo. En el país, según se profundizaban la reforma y la apertura y el fomento de la economía de mercado socialista, se fueron produciendo nuevas condiciones y problemas. El PCCh enfrentó severas pruebas en repetidas ocasiones. La dirección colectiva con el camarada Jiang Zemin como núcleo supo asimilar correctamente las exigencias de la época y, en medio de la situación compleja y cambiable, condujo el barco de la modernización china en acelerada marcha hacia la meta establecida. Luo Shugang, subdirector del Departamento de Propaganda del Comité Central del PCCh, dijo que durante estos años, el promedio del valor global del PIB del país aumentó en 9,3%, cifra muy superior al crecimiento anual de los países desarrollados capitalistas registrado en el mismo período, al incremento anual mundial y a la velocidad de incremento anual de los países en desarrollo. En general, mientras otros países en desarrollo dan un paso, China da dos; mientras el mundo da un paso, China da tres; mientras los países desarrollados dan un paso, China da cuatro. Estos éxitos son extraordinarios en la historia del desarrollo de China y del mundo. Al mirar hacia el futuro, se ve que el camino de la revitalización nacional no es un lecho de rosas, pues la situación del mundo, de China y del Partido ha experimentado importantes cambios. El gobierno y la reforma y apertura se han convertido en dos nuevas pruebas para el Partido. Li Junru, vicerrector de la Escuela del Partido, observó que para hacer realidad la causa de la revitalización en medio de estas circunstancias históricas, se debe contar con un elemento principal. Se trata de las palabras del camarada Jiang Zemin pronunciadas en su discurso del 31 de mayo: “Enarbolar la bandera de la teoría de Deng Xiaoping” y “Llevar adelante en todos los aspectos las exigencias de la ‘triple representatividad’”. Esta es una arma teórica significativa para la consolidación y mejora de la construcción del Partido y el impulso del autoperfeccionamiento y desarrollo del sistema socialista de China. Contando con este pilar, podremos crear una nueva coyuntura de la causa socialista con características chinas. Misión solemne –Construir cabalmente una sociedad modestamente próspera y crear una nueva coyuntura en la construcción del socialismo con pecurialidades chinas. La historia demostrará que siempre que se mantega en alto la bandera de la teoría de Deng Xiaoping y se aplique el principio de la “triple representatividad”, se realizará el gran renacimiento de la nación china. El PCCh conduce al pueblo de todo el país a alcanzar otra coyuntura crítica histórica. Tal como señaló Jiang Zemin: “Al comenzar el nuevo siglo, nuestro país ha entrado en una nueva etapa de construcción de la sociedad, como parte de la cual el pueblo vive una vida más acomodada y se acelera la modernización socialista”. Este es un momento crucial, en el cual se asimila el pasado para abrir camino hacia el futuro. Wang Xiuzhi, subsecretario del comité del PPCh en Shandong, opina que en el cambio de siglo, la tarea de la materialización de la gran revitalización de la nación china que se planteaba en dos etapas, ó 200 años, según el ideario de Mao Zedong, se ha cumplido ahora el 75%, y la mitad de la segunda etapa. Respecto a la estrategia de “desarrollarse en tres pasos”, diseñada por Deng Xiaoping, hemos dado con éxito los primeros dos pasos, contribuyendo a que el pueblo alcance una vida modestamente acomodada. El acceso a una sociedad medianamente acomodada constituye otro salto histórico, tras pasar de la pobreza a la supervivencia elemental. Sin embargo, este paso no significa que se disfrute de una vida holgada. Lü Shuzheng, profesor adjunto de la Escuela del Partido, considera que la construcción integral de dicha sociedad es una etapa de transición hacia la modernización del país, importante y clave momento para la realización del renacimiento de la nación china, como parte de la construcción de un socialismo con características chinas, lo que require de esfuerzos arduos por varias decenas de años. Teniendo en cuenta el precioso legado que nos deja la historia y la época, es menester aprovechar el “período de oportunidad estratégica” de los primeros 10 a 20 años de este siglo, como señala Jiang Zemin, en el curso de la construcción de una sociedad acomodada y la puesta en práctica de la revitalización de la nación china. Xie Fuzhan, subdirector del Centro de Investigación del Desarrollo del Consejo de Estado, manifiesta que en las primeras dos décadas del presente siglo, enfrentaremos una oportunidad sin precedentes para la paz y el desarrollo. No se auguran cambios en las tendencias que rigen los actuales tiempos y el avance mundial hacia la multipolaridad nos ayuda a ganar un ambiente exterior favorable. Sobre todo después de los incidentes del “11 de septiembre”, EE.UU. ha reajustado en cierta medida el énfasis en su diseño de estrategia de seguridad, y se ha incrementado la coordinación y el diálogo entre las potencias, propiciando un ambiente de paz y desarrollo durante un tiempo relativamente prolongado, lo que nos permite concentrar mayores fuerzas en la promoción de la economía. En el nuevo milenio, nuestro país se ha incorporado a una nueva etapa. Zhao Changmao, profesor de la Escuela del Partido, divide en cuatro períodos la actual coyuntura: Período de construcción de cierto nivel de bienestar e impulso rápido de la modernización socialista; período de apertura al exterior tras ingreso a la OMC; período de reajuste de la estructura económica y período de innovación del sistema. El tiempo no espera; si no avanzas te quedarás rezagado. Wang Dong, tutor de estudiantes de doctorado de la Universidad de Beijing, enfatiza que la posibilidad de que China se convierta o no en un país medianamente desarrollado a mediados de este siglo, y que se materialice su gran renacimiento, dependerá de su capacidad de aprovechar al máximo este “período de oportunidad estratégica”. Siempre y cuando apliquemos el principio de la “triple representatividad”, emancipemos la mente, busquemos la verdad en los hechos, avancemos a la altura de los tiempos y abramos caminos y hagamos innovaciones, se sentarán sólidas bases para la materialización fundamental de la modernización en la mitad del presente siglo. De tal forma quedará garantizada la revitalización de la nación china. En 1956, Mao Zedong dijo lleno de orgullo y entusiasmo: Transcurridos apenas 45 años de la Revolución de 1911, la faz de China ha cambiado totalmente. Cuando pasen otros 45 años, es decir, en 2001, al despuntar el siglo XXI, mayores cambios marcarán el semblante de China. En la actualidad, la modernización de la sociedad china y la gran revitalización de la nación china semejan un sol espléndido que asoma por el oriente. Para mediados de este siglo, realizados los ingentes esfuerzos que esta tarea convoca, la nación china alcanzará su renovación. Para entonces, un país socialista moderno, próspero, poderoso, democrático y civilizado se erguirá majestuoso en esta zona del mundo. |