La economía nacional de China sube al sexto puesto del mundo


En medio de los múltiples factores de incertidumbre en el ambiente económico internacional, la economía nacional de China obtuvo en la primera mitad de este año otro resultado satisfactorio: un crecimiento de 7,8%.

Según datos de la Administración Estatal de Estadísticas, a partir de la IV Sesión Plenaria del XIII Comité Central del Partido Comunista de China en 1989, la economía nacional, superando las complejas pruebas de dentro y fuera del país, ha mantenido su avance a alta velocidad. Desde 1989 a 2001, el producto interior bruto (PIB) pasó de los 1.690.920 millones a los 9.593.330 millones de yuanes, lo que supone un aumento anual de 9,3%; el PIB per cápita, de los 1.512 a los 7.543 yuanes, un aumento anual de 8,2%, y en 1995 se materializó, con cinco años de antelación, la meta prevista de cuadruplicar el PIB de 1980. Desde el XV Congreso Nacional del Partido, la economía china, pese a una severa prueba nunca vista, experimentó entre 1997 y 2001 un 7,5% de crecimiento anual del PIB, porcentaje mucho mayor al de la economía mundial en el mismo período.

La reforma y apertura al exterior han impulsado el desarrollo sostenido, rápido y sano de la economía china, elevando notablemente el poderío nacional integral. De 1978 a 2001, el PIB registró un aumento anual de 9,4%. En 1997 el volumen total de la economía de China ocupó el séptimo lugar del mundo, y en 2001 subió al sexto. El PIB de 2000 superó, por primera vez, la barrera de un billón de dólares, con lo cual la economía nacional alcanzó una nueva altura.

Hoy día muchos productos industriales y agrícolas principales figuran entres los mayores en el mundo. Los cereales, carnes, algodón, maní, semillas de colza, frutas y otros productos agrícolas más importantes se sitúan en el primer puesto, el té en el segundo y la caña de azúcar en el tercero. Entre los principales productos industriales, la producción de acero, carbón, cemento, fertilizantes químicos y televisores ocupa el primer término en el mundo, la de electricidad, tela de algodón y fibras químicas está en el segundo plano, y la de azúcar y petróleo bruto en el tercero y quinto, respectivamente.

La producción agrícola se ha desarrollado a paso firme, aumentando el valor agregado de la agricultura de los 101.840 millones de yuanes en 1978 a los 1.460.990 millones de yuanes en 2001, lo que supone un incremento de 190% después de descontado el factor del precio, o sea, un incremento anual de 4,7%. La producción agrícola se ha multiplicado en forma considerable; la cosecha de cereales en 2001 sobrepasó los 450 millones de toneladas.

La industria también ha crecido con rapidez; su valor agregado subió de los 160.700 millones de yuanes en 1978 a los 4.260.700 millones de yuanes en 2001, un incremento de 11,2 veces después de descontado el factor del precio, o de 11,5% anual.

El desarrollo del sector terciario ha sido veloz, con el surgimiento de diversos tipos de servicios emergentes.

Frente al complicado entorno económico internacional debido a la crisis financiera asiática de 1997, el Comité Central del Partido y el Consejo de Estado, resueltos en la toma de decisiones a la luz de la situación de ese momento, adoptaron una serie de medidas políticas macroeconómicas destinadas a la expansión de la demanda interna y aplicaron una política fiscal activa y una política monetaria prudente, incrementando las necesidades de inversión y de consumo e impulsando el continuo y rápido crecimiento económico.

Se emitieron grandes cantidades de títulos de deuda pública y, con esfuerzos concentrados, se concluyó la construcción de cuantiosas obras de infraestructura trascendentales y se realizaron algunas importantes tareas que no había sido posible cumplir desde hacía muchos años, lo que ha servido para potenciar el desarrollo económico ulterior, promover el reajuste y optimización de la distribución regional de las fuerzas productivas y fomentar la marcha substancial de la gran explotación de las zonas occidentales. La construcción de las obras de infraestructura y del entorno ecológico en estas zonas ha avanzado mucho, la devolución de tierras de uso agrícola a la silvicultura o praticultura y los importantes proyectos de las zonas occidentales como el transporte del gas natural y la transmisión de la electricidad del oeste al este, el ferrocarril Qinghai-Tíbet y los fertilizantes potásicos de Qinghai han progresado con toda felicidad.

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