INFORME SOBRE LA LABOR DEL GOBIERNO DE 2002(II)

2. ACELERAR EL DESARROLLO DE LA AGRICULTURA Y LA

ECONOMÍA RURAL Y ESFORZARSE POR INCREMENTAR

LOS INGRESOS DE LOS CAMPESINOS

Desarrollar las fuerzas productivas agrícolas y elevar el poder adquisitivo del campesinado son aspectos muy importantes para ampliar y cultivar la demanda interna y atañen al conjunto del desarrollo económico y la estabildad social. Hay que tomar el fortalecimiento de la agricultura y el incremento de los ingresos de los campesinos como una relevante tarea del trabajo económico en su conjunto, y el incremento de los ingresos y el alivio de la carga de los campesinos, como un importante rasero para valorar el trabajo agrícola y rural.

Para aumentar los ingresos del campesinado es fundamental acelerar la reestructuración de la agricultura y de la economía rural, esforzarse al máximo por desarrollar la gestión industrializada de la agricultura e impulsar activamente el paso de la agricultura tradicional a una de tipo moderno. Es menester generalizar enérgicamente las variedades mejoradas de cultivos y las técnicas aplicables avanzadas, y acelerar la expansión de los productos agrícolas de alta calidad, de uso especial y de efecto inofensivo. Es preciso proseguir reajustando la estructura interna de la agricultura y desarrollar con dinamismo la ganadería y la acuicultura. Es necesario poner en pleno juego las ventajas relativas regionales y acelerar el reajuste y la optimización de la distribución geográfica de la agricultura. Las zonas litorales y los suburbios de las ciudades grandes y medianas deben fomentar con energía la agricultura de alta rentabilidad. Las principales zonas productoras de grano del Centro del país deben aprovechar la coyuntura en la que las principales zonas compradoras ceden cierta parte del mercado cerealista para expandir la producción de cereales de alta calidad y elevar la rentabilidad integral de los mismos y su competitividad en el mercado. Las zonas del Oeste deben desarrollar la agricultura característica del lugar, la de secano y la ecológica. Hay que esforzarse por aumentar la exportación de productos agrícolas, y popularizar diversas modalidades de gestión como la de “empresa más familias campesinas” y la de “producción agrícola por encargo”, con el propósito de dar forma gradualmene a la gestión integrada de la producción, el procesamiento y la venta de los productos agrícolas. Es menester acelerar el fomento de un grupo de empresas líderes de amplia irradiación y con una poderosa fuerza propulsora. Es preciso profundizar en la investigación científica en la agricultura, generalizar la reforma del sistema e impulsar la integración de las entidades productoras con los centros de investigación científica y los centros docentes, continuar poniendo en práctica el “Plan Chispa” para el desarrollo tecnológico, y acelerar la transformación, generalización y aplicación de los logros de la ciencia y tecnología agrícolas. En cuanto a la reestructuración agrícola, es preciso persistir en orientarse por la demanda del mercado, partir de la situación real y respetar plenamente la voluntad de los campesinos, sin recurrir jamás a la coacción ni al autoritarismo. Los gobiernos de los diversos niveles deben llevar a buen término la planificación, aumentar sus inversiones en la ciencia y tecnología agrícola, reforzar los servicios y empeñarse en la implantación de un sistema de estándares de calidad y certificación de los productos agrícolas, un sistema de examen y verificación y un sistema de información del mercado de productos agrícolas, con miras a crear un buen ambiente de mercado.

Para lograr lo antes posible que los ingresos de los campesinos aumenten en un considerable margen, corresponde trabajar bien en las siguientes áreas:

Primero, ampliar la escala de devolución de tierras de labranza a los bosques. El experimento piloto iniciado hace más de dos años demuestra que la devolución de las tierras a los bosques (incluidas las praderas y los lagos) aplicada en algunos lugares del Centro y Oeste del país, además de ser una importante medida encaminada a mejorar el ecosistema y fomentar la reestructuración agrícola, es también una vía eficaz que permite incrementar directamente los ingresos de los campesinos. En la actualidad, dada la abundancia del suministro de cereales y otros productos agrícolas, se presenta una buena oportunidad para acelerar la reintegración de tierras agrícolas a la silvicultura. Este año conviene ampliar aún más la escala de esta reintegración, impulsar la suspensión temporal del pastoreo en favor de la praticultura y acelerar el paso de la reforestación de las montañas y tierras baldías donde podrían plantarse árboles. Es preciso seguir trabajando de acuerdo con las condiciones locales, potenciar la orientación según los diferentes casos, aplicar concienzudamente las diversas medidas políticas para reconvertir en bosques las tierras de cultivo, perfeccionar las medidas complementarias, empeñarse en preparar y proporcionar plantones de buena calidad, con vistas a asegurar la calidad del trabajo de devolución de tierras de labranza a los bosques. Tanto para la reforestación de tierras de cultivo como para el programa de protección de los bosques naturales, se debe atribuir importancia al buen desarrollo de otras nuevas actividades productivas, con el objeto de garantizar las fuentes de ingreso permanentes para la vida de las masas y los ingresos fiscales necesarios de las localidades pertinentes. Es preciso estudiar y elaborar, sin pérdida de tiempo, reglamentos legales sobre la reforestación de tierras de cultivo.

Segundo, profundizar en la reforma de los impuestos y las tarifas rurales y la del sistema de circulación del grano y el algodón. La reforma de los impuestos y las tarifas rurales es una política para aliviar de raíz la carga que pesa sobre los campesinos. En el presente año hay que ampliar en mayor medida el radio del experimento piloto, y principalmente centrarse en las provincias productoras de cereales del Centro y Oeste y en las provincias agrícolas importantes y, al mismo tiempo, continuar el referido experimento en una parte de los distritos y municipios de las demás provincias, regiones autónomas y municipios bajo jurisdicción central. La hacienda central dispondrá de los fondos correspondientes dentro del presupuesto para prestar apoyo a este empeño, en tanto que las haciendas de las localidades donde se lleva adelante el experimento también deberán asignar fondos adecuados en apoyo a la reforma. Al mismo tiempo, es indispensable llevar a feliz término las reformas complementarias, incluyendo las de los organismos de cantón y poblado, la educación rural y el sistema hacendístico a nivel de distrito y cantón. La reforma de los impuestos y las tarifas rurales debe aligerar notablemente el gravamen sobre los campesinos y, a la vez, garantizar los fondos de los gastos necesarios para el trabajo ordinario y el desarrollo del agro, en especial asegurar los gastos para la enseñanza obligatoria rural. En donde todavía no se ha emprendido dicha reforma, hay que aplicar estrictamente las decisiones pertinentes tomadas por la dirección central, continuar cumpliendo debidamente las diversas labores relacionadas con el alivio de la carga de los campesinos. Todas las localidades tienen que intensificar aún más la rectificación en áreas específicas como los cobros arbitrarios en los centros docentes, y las tarifas de electricidad y de construcción de viviendas en el campo. Es necesario implementar de forma integral las medidas relacionadas con la reforma del sistema de circulación de cereales, impulsar enérgicamente la reforma de las empresas estatales de compra y venta de cereales, mejorar y potenciar la administración del mercado de cereales e impulsar el establecimiento de relaciones de cooperación duraderas y estables para la compra y venta entre las principales zonas compradoras y vendedoras de cereales. Es menester continuar llevando a buen efecto los trabajos de la reforma apuntada a la mercantilización de la compra y la venta del algodón, a fin de mantener estables la producción de algodón y su mercado.

Tercero, esforzarse por ampliar los canales de incremento de ingresos del campesinado. Hay que centrarse en la industria procesadora de productos agrícolas y el sector de servicios en las zonas rurales para acelerar el desarrollo de los sectores secundario y terciario en el campo. Dar orientación a las empresas de cantón y poblado para que apresuren sus pasos en la reestructuración, el progreso tecnológico y la innovación de sistemas y eleven su nivel de desarrollo. La ampliación de los intercambios económicos entre las ciudades y las zonas rurales favorece un notable incremento de los ingresos de los campesinos. Las diversas localidades deben revisar y suprimir las restricciones irrazonables y cobros arbitrarios, proporcionar facilidades a los campesinos para que entren a trabajar en las ciudades, o se dediquen a actividades comerciales, asegurarles efectivamente sus derechos e intereses legítimos, y al mismo tiempo reforzar la administración y la orientación al respecto. Es preciso impulsar a pasos seguros la urbanización en las zonas rurales y promover el traslado de la mano de obra rural a las áreas de producción no agrícola.

Cuarto, aumentar el apoyo a la agricultura. Hay que adoptar medidas que se ajusten a las reglas de la OMC y esforzarse por proteger los intereses de los campesinos. Incrementar las inversiones en la agricultura y en la construcción de infraestructuras rurales, y mejorar las condiciones de producción y de vida así como el entorno ecológico en el campo. Apoyar prioritariamente la construcción de obras de riego con ahorro de agua, de agua potable para la población y el ganado, metano rural, vías rurales, cercas de prados y estaciones hidroeléctricas rurales. Intensificar el apoyo a la agricultura en lo que respecta a la investigación científica agrícola, generalización de técnicas, prevención y control de las enfermedades e insectos dañinos, información y asesoramiento, y capacitación de campesinos. Mejorar los servicios financieros a la agricultura, llevar a mejor término la ayuda a las zonas con escasos recursos económicos mediante actividades de explotación, aumentar por múltiples canales los fondos de ayuda a los indigentes y ampliar la magnitud de la asistencia a los necesitados, pagándoles jornales por las labores realizadas. Respaldar con mayor intensidad las zonas víctimas de calamidades naturales y las zonas de condiciones económicas extremas, y eximirles total o parcialmente del pago de impuestos sobre la agricultura y la ganadería, medidas éstas que deben ser puestas en práctica de manera efectiva. Auxiliar con entusiasmo a las familias rurales que se encuentran en condiciones económicas extremas y a los familiares de los mártires y militares a superar sus dificultades reales.


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