Mientras el gobierno chino declara que ha logrado reducir el número de pobres en las zonas rurales de los 250 millones registrados a finales de los años 70 a los actuales 30 millones, tiene que afrontar otro desafío: la pobreza urbana.Este problema ha despertado un interés sin precedentes entre los delegados de las sesiones anuales de la Asamblea Popular Nacional (APN), el máximo cuerpo legislativo de China, y de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), el máximo órgano asesor del país, que se celebran estos días en Beijing.
Según las estadísticas oficiales, existen todavía unas 30 millones de personas que viven en la pobreza en las zonas urbanas de China, casi igual que los necesitados rurales del país. En China, la población rural pobre se refiere a las personas con un ingreso anual menor de 500 yuanes (60 dólares USA), y los pobres urbanos son principalmente los trabajadores despedidos y desempleados.
Los pobres urbanos ocupan del 7 al 10 por ciento de la población urbana total de China, mientras que los residentes rurales azotados por la pobreza representan un tres por ciento de la población rural del país.
Wang Daming, un miembro de CCPPCh, señaló que a las familias urbanas pobres les preocupan más los llamados "tres momentos críticos": las enfermedades, los estudios de sus hijos y las celebraciones de festivales. "E incluso, algunas familias se ven obligadas a pasar toda la noche con las lámparas apagadas, pues no tienen el dinero para pagar la electricidad", dijo.
El gobierno chino ha tomado en cuenta la gravedad de la pobreza urbana al tiempo que continúa la campaña de alivio de pobreza en las zonas rurales.
La semana pasada, el Premier chino, Zhu Rongji, destacó en el informe sobre la labor del gobierno que "es menester mejorar el sistema de seguros de desempleo y, al mismo tiempo, intensificar la implantación del sistema de garantía del nivel mínimo de vida de la población urbana, de modo que dicho sistema cubra a todos los habitantes urbanos con escasos recursos económicos y que reúnan los requisitos necesarios, dando garantía a todos los beneficiarios del mismo sistema".
El ministro de Finanzas, Xiang Huaicheng prometió que la hacienda central destinará este año 86,000 millones de yuanes, ( más de 1,000 millones de dólares USA), un aumento del 28% respecto al año 2001.
Esta suma incluye, entre otros, 4,600 millones de yuanes (554 millones de dólares USA) como subsidios para la garantía del nivel mínimo de vida de los habitantes en las ciudades, frente a los 2, 300 millones de yuanes (277 millones de dólares USA) del año pasado.
Además, se asignarán otros 51,200 millones de yuanes (6,170 millones de dólares USA) como subsidios para las pensiones de vejez del personal de las empresas y para los trabajadores despedidos en las empresas estatales.
Una inversión tan enorme en este campo nunca se había visto en la historia de China. En realidad, el número de habitantes urbanos a quienes cubría el sistema de garantía del nivel mínimo de vida creció de más de cuatro millones a comienzos del año pasado a más de 11.2 millones a finales del mismo año. La inversión del gobierno chino en los programas de seguridad social en 2001 fue más del quíntuplo que en 1998.
No obstante, la presión de los empleos es evidente. Hasta finales de 2001, más de cinco millones de trabajadores desplazados de las empresas estatales no encontraron nuevos empleos, y los desempleados registrados sumaron 6.81 millones en las zonas urbanas.
Esta situación será aún más grave con la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en diciembre pasado, y no se debe olvidar que cerca de 100 millones de campesinos emigrantes andan buscando un puesto de trabajo en las ciudades.
Además de los esfuerzos del Gobierno Central, las autoridades locales de China y todos los círculos sociales han extendido las labores de asistencia. El gobierno municipal de Beijing, por ejemplo, ha movilizado a los sectores sociales para ayudar a 1,000 familias urbanas que viven en la pobreza.
El diputado Chen Shikun, un doctor de la provincia de Hebei ( norte del país), indicó que muchos residentes urbanos no pueden permitirse los altos gastos médicos, por eso propuso el establecimiento de "hospitales de bienestar público" para ofrecer los servicios asequibles y de calidad para los pobres.
El Hospital Comercial de Trabajadores de Wuhan, capital de la provincia de Hubei (centro), ha introducido dicha práctica con un gran recorte de cobros. En este hospital, el servicio de parto cuesta tan sólo 800 yuanes (96 dólares USA), mucho menos que los 2, 000-3,000 yuanes que cobran otros hospitales de China.
Un gran número de delegados de la APN y miembros de la CCPPCh coinciden en que se debe solucionar este problema de una vez con la elaboración de leyes. En este sentido, pidieron la pronta formulación de normas sobre la seguridad social, la asistencia social y el bienestar social para ayudar a todos los pobres urbanos.