INFORME SOBRE EL ESQUEMA DEL X PLAN QUINQUENAL PARA EL DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIAL (II)


II. OBJETIVOS DEL EMPEÑO Y PRINCIPIOS

RECTORES DEL X QUINQUENIO

Al fijarnos en la situación nacional e internacional que se da en estos comienzos del nuevo siglo, comprobamos que los próximos cinco o diez años constituyen un período de extrema importancia para el desarrollo económico y social de nuestro país. En el plano mundial, la revolución de las nuevas ciencias y tecnologías cobra ímpetu, la tendencia a la globalización económica se acentúa, en muchos países está impulsándose dinámicamente el reajuste de la estructura sectorial de la economía, y el desarrollo en las naciones a nuestro alrededor se está acelerando. Todo ello no sólo nos ha planteado un serio reto, sino que también nos ha proporcionado una coyuntura histórica que nos permite acelerar la marcha y realizar un desarrollo quemando etapas. Si miramos a nuestro país, constatamos que nuestra reestructuración económica se encuentra en el período crucial, que nuestra reforma está atravesando la etapa de enfrentamiento con los problemas más difíciles, y que nuestro pronto ingreso en la Organización Mundial de Comercio traerá consigo ciertos problemas nuevos. Puesto que las tareas en los diversos dominios son muy arduas y existen numerosas contradicciones subyacentes que requieren solución, la situación nos exige aprovechar esta oportunidad y acelerar el desarrollo. Al mismo tiempo, también contamos con muchas condiciones favorables que posibilitan un desarrollo relativamente rápido de la economía nacional durante un período bastante largo.

De acuerdo con la situación y las tareas del X Quinquenio, en el “Esquema” se formulan los objetivos principales del desarrollo económico y social para los próximos cinco años. Estos son: mantener un ritmo de desarrollo de la economía nacional relativamente acelerado; obtener resultados palpables en el reajuste estratégico de la estructura económica; elevar considerablemente la calidad del crecimiento económico y su rentabilidad, a fin de sentar cimientos sólidos para que en el 2010 se duplique el producto interior bruto del 2000; conseguir que las empresas estatales den importantes avances en el establecimiento de un sistema empresarial moderno; implantar un sistema de seguridad social comparativamente completo, perfeccionar gradualmente el sistema de la economía de mercado socialista y lograr mayores progresos en la apertura al exterior y la cooperación internacional; ampliar los canales de empleo, incrementar de modo continuo los ingresos de la población urbana y rural, mejorar de forma considerable las condiciones de vida en lo material y lo cultural, y fortalecer la construcción ecológica y la protección medioambiental; y acelerar el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la educación, elevar en mayor medida las cualidades de la población nacional, y lograr notables progresos en el fomento de la civilización socialista en lo espiritual y en la construcción de la democracia y el sistema legal.

En el Esquema del X Plan Quinquenal se plasman los importantes principios rectores como sigue:

Persistir en tomar el desarrollo económico como tema principal. Es necesario enfatizar la unión de la celeridad y el rendimiento, y conseguir un desarrollo relativamente rápido bajo la premisa de mejorar el rendimiento. Sólo la rapidez basada en el mercado y el rendimiento supone un desarrollo verdadero y es lo que cuenta. Al considerar de manera integral los diversos factores, se ha establecido una tasa anual de alrededor del 7% como meta del crecimiento de la economía durante el período del X Plan Quinquenal. Esta tasa, aunque un poco inferior a la lograda en la práctica durante el IX Quinquenio, no deja de ser bastante elevada. Para alcanzar esta meta basándose en la mejora del rendimiento, es necesario realizar arduos esfuerzos. Por otra parte, dados algunos factores indefinidos presentes tanto en el plano internacional como en el nacional, es aconsejable dejar cierto margen para los objetivos previstos en el plan. Ello favorecerá el encauzamiento de los principales esfuerzos de los diversos sectores hacia el reajuste de la estructura y la elevación de la rentabilidad, así como la evitación del sobrecalentamiento económico y la duplicación de proyectos de construcción de bajo nivel.

Persistir en tomar la reestructuración como línea principal. La economía de nuestro país ha llegado a un punto en el que sin llevar a cabo un reajuste no podría seguir desarrollándose. Si la economía se desarrolla sobre la estructura anterior y la modalidad de crecimiento extensivo, no solamente los productos carecerán de aceptación en el mercado, sino que tanto los recursos naturales como el medio ambiente no podrán soportar esta práctica. Es imprescindible reajustar la estructura en el curso del desarrollo y mantener un desarrollo relativamente rápido durante el proceso de la reestructuración. En los próximos cinco años, será necesario reajustar con energía la estructura sectorial de la economía y la estructura del desarrollo económico y social tanto de las diferentes regiones como de la ciudad y del campo, tomando especialmente la primera como punto clave. Hay que consolidar y reforzar la posición de la agricultura como sector básico, acelerar la reorganización y la transformación de la industria así como la optimización y la actualización de su estructura, expandir con mucha energía el sector servicios, acelerar el proceso de informatización de la economía nacional y de la sociedad, y continuar potenciando la construcción de infraestructuras.

Persistir en tomar la reforma, la apertura y el progreso científico y tecnológico como fuerzas motrices. Tanto el desarrollo económico como la reestructuración deben propulsarse mediante la innovación del sistema, de la ciencia y de la tecnología. En el próximo lustro, será menester impulsar firme e invariablemente la reforma, ampliar la apertura y remover los impedimentos institucionales que obstaculizan el progreso de las fuerzas productivas, a fin de proporcionar una poderosa fuerza motriz que impulse el desarrollo económico y social. Hay que colocar el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la educación en un lugar destacado, seguir aplicando la estrategia de vitalización del país por medio de la ciencia y la educación, vigorizar la ciencia y la tecnología, y preparar personas idóneas, todo ello con miras a contribuir a una estrecha integración de la ciencia, la tecnología y la educación con la economía.

Persistir en tomar la elevación del nivel de vida del pueblo como punto de partida fundamental. Mejorar continuamente las condiciones de vida de la población urbana y rural, constituye tanto el objetivo fundamental que perseguimos al desarrollar la economía, como una respuesta a la apremiante necesidad que se plantea al ampliar la demanda interna y promover el crecimiento continuo de la economía. Es indispensable insistir en situar la elevación del nivel de vida del pueblo en un lugar preeminente, abrir más fuentes de empleo, aumentar los ingresos de la población, reajustar de manera racional la distribución de los ingresos y perfeccionar el sistema de seguridad social, con objeto de garantizar que las masas populares marchen hacia una vida más acomodada.

Persistir en la integración del desarrollo económico y del social. Hay que reforzar con energía el fomento de la civilización socialista en lo espiritual y la construcción de la democracia y el sistema legal; tratar de manera adecuada las relaciones entre la reforma, el desarrollo y la estabilidad; promover el desarrollo de las diversas actividades sociales; y asegurar la estabilidad social. Es imperativo atribuir suma importancia a los problemas demográficos, ecológicos y de recursos naturales, y resolverlos con seriedad, así como aplicar en mayor medida la estrategia de desarrollo sostenible para propulsar así el desarrollo armonioso de la economía y la sociedad.

En el Esquema del X Plan Quinquenal se ponen de relieve los aspectos estratégicos, macroeconómicos y políticos, se reducen los índices de producción y aumentan los índices prospectivos que reflejan la dinámica estructural; en torno a las cuestiones principales pendientes de solución y a los campos de desarrollo prioritarios, se señala el rumbo que ha de seguirse y las políticas y medidas correspondientes. Se subraya que la ejecución del Plan exige poner en pleno juego los mecanismo del mercado, y que para la regulación y el control macroeconómicos por parte del gobierno es preciso recurrir en mayor medida a las palancas y las políticas económicas, así como a los medios legales. Respecto al método de elaboración del Plan, se ha procurado elevar el grado de participación de la sociedad, de modo que el proceso de su elaboración se convierta en un proceso en el que se despliegue del espíritu democrático y se aúne la sabiduría de las masas, y en el que los diversos sectores interesados puedan llegar a un consenso.

III. CONSOLIDAR LA POSICION DE LA AGRICULTURA COMO

SECTOR BASICO Y ESFORZARSE POR INCREMENTAR

LOS INGRESOS DE LOS CAMPESINOS

Los problemas de la agricultura, las zonas rurales y los campesinos son cuestiones importantes que atañen al conjunto de la reforma, la apertura y la modernización. Durante el período del X Quinquenio, deben tomarse, como tarea primordial del trabajo económico la aplicación íntegra de la política fundamental del Partido relativa al campo, la consolidación de la posición de la agricultura como sector básico y el incremento de los ingresos de los campesinos, poniendo énfasis en los siguientes trabajos:

Acelerar el reajuste estructural de la agricultura y la economía rural. Esta es la vía fundamental para elevar la rentabilidad económica de la agricultura e incrementar los ingresos de los campesinos. Al proteger eficazmente las tierras de cultivo y estabilizar la capacidad de la producción cerealícola, hay que reajustar con dinamismo la estructura de los cultivos, tomando la optimización de las variedades de cultivo, la mejora de la calidad y el aumento de la rentabilidad como centro de trabajo, y también acelerar el desarrollo de la ganadería, la silvicultura y la acuicultura. Se pondrá en juego la relativa superioridad agrícola de las diversas localidades, se reajustará de forma racional la distribución regional de la producción agrícola y se desarrollarán las agriculturas específicas lo que dará lugar a la configuración de una producción de escalas y especializada y elevará la proporción de los productos comerciales. Se dedicarán grandes esfuerzos a impulsar la gestión industrializada de la agricultura, se apoyará a las empresas líderes y se popularizarán diversas modalidades, como la de “empresa y familias campesinas” y la de “producción agrícola por encargo”; se desarrollarán los sectores de procesamiento, almacenamiento, transporte y conservación de los productos agrícolas, y se elevará la rentabilidad resultante del procesamiento avanzado de los productos agrícolas. Se guiará a las empresas de poblado y cantón en la reestructuración, el progreso tecnológico y la innovación de los sistemas de funcionamiento. Se desarrollarán los pequeños poblados, se impulsará con dinamismo y con paso seguro la urbanización en las zonas rurales, y se ampliarán las esferas de empleo de los campesinos y los canales de aumento de sus ingresos. Se debe empujar con energía el desarrollo de la agricultura mediante la ciencia y la educación, reforzar la investigación, el desarrollo y la aplicación de tecnologías biológicas e informáticas, entre otras altas y nuevas tecnologías, generalizar las variedades mejoradas y las tecnologías avanzadas y aplicables, y apoyar de forma activa el desarrollo del sector de las ciencias y tecnologías agrícolas. Se establecerán un sistema de información sobre el mercado de productos agrícolas y otro de estándares de seguridad y calidad de los alimentos y de verificación de los mismos. En la reestructuración hay que proceder de acuerdo con las condiciones locales y las leyes del mercado, y defender la autonomía de las familias campesinas en lo referente a la producción y la gestión, sin recurrir a la coacción ni al autoritarismo.

Impulsar activamente la reforma rural en diversos terrenos. Sobre la base de una contratación de tierras duradera y estable, se alentará a las localidades que reúnan las condiciones necesarias a explorar activamente vías para la reforma del sistema de transferencia del derecho de gestión de las tierras. De acuerdo con la nueva situación observada en la producción y la circulación del grano, se continuará profundizando en la reforma del sistema de circulación. Paralelamente a la ampliación adecuada del volumen de las reservas centrales de cereales, mediante el establecimiento de relaciones de compraventa duraderas y estables con las principales zonas productoras y a través de la renovación, la regulación y el control de las reservas centrales, las principales zonas compradoras de cereales deben acelerar el proceso de mercantilización para su circulación y garantizar así la cobertura de sus necesidades. En las principales zonas productoras debe persistirse en las “tres políticas y una reforma”(a saber: la política de adquisición estatal de los excedentes de cereales de los campesinos sin restricciones y a precios protegidos, la de venta de cereales a precios normales por parte de las empresas estatales de compraventa de estos productos y la de gestión controlada de los fondos destinados a las adquisiciones del Estado, así como la reforma del sistema de circulación mercantil del grano) y comprar los excedentes de grano de los campesinos a precios protegidos y sin restricción; la hacienda central seguirá concediéndoles apoyo financiero, con el fin de sacar el máximo partido de su ventaja en la producción de grano. Esto no sólo contribuirá a ampliar el mercado de las principales zonas productoras de cereales y promoverá un ascenso racional de los precios cerealícolas, sino que también favorecerá el impulso del reajuste de la estructura agrícola de las principales zonas compradoras y el aumento general de los ingresos del campesinado. Es imperativo proteger como es debido las tierras labrantías básicas y no se permitirá en absoluto transformarlas arbitrariamente en terrenos para uso no agrícola. Esta es una “línea roja” que no puede traspasarse. Hay que estimular la reforma de los sistemas de impuestos y tarifas en las zonas rurales y elevar adecuadamente las tasas de los impuestos vigentes sobre la agricultura y los productos agrícolas especiales, y abolir al mismo tiempo las tarifas cobradas unificadamente por los cantones, las retenidas por las aldeas y todas las otras de índole administrativa que se cobran a los campesinos. Se trata de una medida radical adoptada para garantizar los derechos e intereses legítimos de los campesinos y reducir las cargas que pesan sobre ellos. Es menester acelerar el paso de la reforma al respecto, basándose en el resumen de las experiencias piloto acumuladas en la provincia de Anhui. En combinación con la reforma de los impuestos y las tarifas, es preciso simplificar los organismos de los cantones y los poblados y reducir su plantilla, así como disminuir el número de cuadros de aldea y de grupo que perciben subsidios gubernamentales, además de suprimir o fusionar de manera adecuada cantones y poblados donde se den las condiciones necesarias. Es preciso continuar profundizando en la reforma financiera en las zonas rurales y buscar con dinamismo un sistema financiero para el agro que se ajuste a las exigencias del desarrollo de la economía rural. Es imperativo acelerar la reforma del sistema de administración de las cooperativas de crédito rurales de acuerdo con las condiciones locales; la clave consiste en delimitar claramente la propiedad, perfeccionar la estructura de gestión de personas jurídicas y definir las responsabilidades por la prevención y la neutralización de riesgos. Las cooperativas de crédito rurales deben seguir la orientación de servir a la agricultura, a las zonas rurales y a los campesinos, intensificar su gestión y administración, y poner en pleno juego su papel de principal fuerza impulsora de las actividades financieras rurales y de vínculo financiero con los campesinos. El Banco Agrícola y otras instituciones financieras deben reforzar su apoyo a la agricultura y a la economía rural. Es menester profundizar en la reforma de las cooperativas de compraventa rurales.

Fortalecer la agricultura y la construcción de infraestructuras rurales. Es necesario aumentar en mayor medida las inversiones en estos terrenos, avivar el paso en el acondicionamiento de los grandes ríos y lagos, y hacer esfuerzos persistentes en la construcción de las obras de control de los principales ríos y en el refuerzo de los embalses averiados o en peligro, para elevar la capacidad de prevención de las inundaciones y la de regulación y almacenamiento de agua en épocas de crecida. Es preciso dedicar grandes esfuerzos a la transformación de las obras de ahorro de agua en las zonas extensas de riego, movilizar activamente a las masas para que participen en la construcción de obras hidráulicas destinadas a las tierras de cultivo, y llevar a buen término la conservación del agua y del suelo. Se potenciará la construcción de bases nacionales productoras de cereales comercializables y de productos agrícolas de buena calidad, y se llevará a buen efecto la explotación integral de la agricultura. Seguirá intensificándose la construcción de instalaciones rurales, tales como redes eléctricas, comunicaciones, estaciones de radio y de televisión, caminos y obras de suministro de agua, a fin de mejorar eficazmente las condiciones de producción, de vida y de mercado en las zonas rurales.

Seguir efectuando como es debido el trabajo de ayuda a la población pobre de las zonas rurales. Se han cumplido en lo fundamental las tareas del “Plan septenal de ayuda a los 80 millones de ciudadanos pobres”; sin embargo, cambiar radicalmente la faz de las zonas pobres sigue siendo una tarea ardua y larga. Debe hacerse hincapié en el cumplimiento del trabajo de ayuda a los indigentes de las zonas de minorías étnicas del Centro y Oeste del país, las antiguas zonas revolucionarias, las zonas fronterizas y las de condiciones extremas. Es imperativo mantenerse firme en el auxilio a los indigentes mediante actividades de explotación, incrementar en múltiples aspectos las inversiones como fondos de ayuda a los indigentes, ampliar la asistencia a los necesitados en forma de pago de jornales por las labores realizadas, y apoyara las zonas pobres para que intensifiquen la construcción de infraestructuras.

(continua)

----Zhu Rongji

(Primer Ministro del Consejo de Estado)