INFORME SOBRE EL ESQUEMA DEL X PLAN QUINQUENAL PARA EL DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIAL (I)


Estimados diputados:

A partir de este año, nuestro país iniciará la ejecución del primer plan quinquenal del nuevo siglo. La Propuesta del Comité Central del Partido Comunista de China sobre la Elaboración del X Plan Quinquenal para el Desarrollo Económico y Social, aprobada por la V Sesión Plenaria del XV Comité Central del Partido, ha planteado los objetivos del empeño, los principios rectores y las tareas principales del desarrollo económico y social para los próximos cinco años. De acuerdo con el espíritu de dicha Propuesta, y después de escuchar atentamente las opiniones de los diversos sectores sociales, el Consejo de Estado ha elaborado el “Esquema del X Plan Quinquenal para el Desarrollo Económico y Social (Proyecto)”. Ahora, en nombre del Consejo de Estado, voy a presentar un informe ante esta Sesión para que ustedes, estimados diputados, lo examinen junto con el referido Esquema (Proyecto), y para que los honorables miembros del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino hagan las observaciones pertinentes.

I. MIRADA RETROSPECTIVA AL DESARROLLO ECONÓMICO Y

SOCIAL DURANTE EL IX PLAN QUINQUENAL

Durante los últimos cinco años, las diversas etnias del pueblo chino, bajo la dirección del Partido Comunista de China, lucharon unidas, emprendieron nuevos caminos de avance y lograron importantes éxitos en todos los terrenos.

La economía nacional registró un desarrollo continuo, acelerado y sano; la fuerza nacional integral se robusteció en mayor medida. En el año 2000 el producto interior bruto (PIB) alcanzó los 8.940.400 millones de yuanes, cifra que supone un aumento anual medio del 8,3% durante el último quinquenio. Se cumplió con creces la tarea de cuadruplicar el producto nacional bruto (PNB) per cápita con relación a 1980. Sobre la base del crecimiento continuo de la economía y la mejora de su rentabilidad, los ingresos públicos del año 2000 fueron de 1.338.000 millones de yuanes, cifra que representa un incremento anual medio del 16,5% durante el último quinquenio. El volumen de producción de los principales bienes industriales y agrícolas se situó en los primeros puestos del mundo, lo que puso fin fundamentalmente a la escasez de mercancías. Se progresó en el reajuste de la estructura sectorial de la economía. La capacidad de producción de cereales y de otros productos agrícolas básicos se elevó notablemente, lo que supuso un paso histórico de una escasez crónica de productos agrícolas a una provisión general equilibrada en lo fundamental y acompañada de una oferta excedente en los años de buena cosecha. Se lograron éxitos en la eliminación de las fuerzas productivas atrasadas de la industria y en la reducción de las excedentes, y se avanzó sin cesar en la transformación tecnológica de las empresas prioritarias. Crecieron rápidamente las industrias de altas y nuevas tecnologías, como la industria informática. Los éxitos en la construcción de infraestructuras fueron notables; y se alivió el condicionamiento de los “cuellos de botella” que suponían la energía, el transporte, las telecomunicaciones, las materias primas y los materiales.

Se impulsó la reforma de la estructura económica en todos los ámbitos y se estableció de forma preliminar el sistema de la economía de mercado socialista. Se hicieron importantes progresos en la reforma consistente en la implantación de un sistema empresarial moderno en las grandes y medianas empresas de propiedad estatal. La gran mayoría de las empresas estatales clave han realizado la reforma encaminada al establecimiento del sistema de sociedades y un número bastante elevado de ellas se cotizan en los mercados de valores nacionales e internacionales. Los resultados de la transformación de las empresas deficitarias en empresas rentables fueron evidentes. En el año 2000, las empresas industriales de propiedad estatal y de los holdings del Estado generaron unos beneficios de 239.200 millones de yuanes, 2,9 veces la cifra de 1997. Se alcanzó en lo fundamental la meta trienal de llevar a cabo la reforma de las empresas estatales grandes y medianas y de ayudarlas a superar sus dificultades. Junto con un mayor desarrollo del sector público de la economía, los sectores privado e individual experimentaron también un avance bastante rápido. El establecimiento del sistema de mercados continuó avanzando; se desarrollaron aceleradamente los mercados de elementos esenciales, tales como el capital, la tecnología y la fuerza de trabajo; se acentuó e hizo más visible el papel básico del mercado en la asignación de los recursos. Los sistemas fiscal y tributario mejoraron progresivamente. Se aceleró el paso en la reforma financiera. La reforma del sistema de viviendas urbanas, del sistema de seguridad social, de los organismos gubernamentales y de otros aspectos registró importantes progresos. Se perfeccionaron aún más los sistemas estatales de regulación y control macroeconómicos.

Se elevó incesantemente el nivel de la apertura al exterior; se configuró en lo básico el patrón de la apertura omnidireccional. La reforma del sistema del comercio exterior avanzó con paso seguro y la economía orientada al exterior se desarrolló con rapidez. En el año 2000, el volumen total de las importaciones y exportaciones sumó 474.300 millones de dólares, de los cuales 249.200 millones correspondieron a las exportaciones, lo que supuso un incremento del 69% y el 67%, respectivamente, en relación con el año 1995. Se mejoró la estructura de las exportaciones, y se elevó el peso específico de los productos mecánicos, electrónicos y de alta tecnología. Se extendieron paso a paso las esferas de la apertura al exterior y el ambiente inversor fue mejorando. La magnitud de la captación de inversiones foráneas aumentó y se elevó la calidad de su utilización. En los cinco años transcurridos, las inversiones foráneas utilizadas totalizaron más de 289.400 millones de dólares, es decir, aumentaron un 79,6% en comparación con las del VIII Plan Quinquenal. A finales del 2000, las reservas nacionales en divisas llegaron a los 165.600 millones de dólares, lo que significó un incremento de 92.000 millones en comparación con el mismo período de 1995.

Las condiciones de vida del pueblo continuaron mejorando y, en general, se alcanzó un nivel modestamente acomodado. En el año 2000 los ingresos netos per cápita de la población rural alcanzaron los 2.253 yuanes y los ingresos disponibles per cápita de los habitantes de las ciudades y los poblados llegaron a los 6.280 yuanes, cifras que representan un promedio de aumento anual real del 4,7% y el 5,7%, respectivamente durante los últimos cinco años. Los mercados dispusieron de un rico surtido de productos, el nivel de consumo de la población se elevó sin cesar y el volumen total de las ventas al por menor de bienes de consumo del conjunto de la sociedad registró un incremento anual medio del 10,6% durante los últimos cinco años. Las condiciones de vida de la población urbana y rural mejoraron considerablemente en lo referente a la vivienda, las telecomunicaciones y el consumo de electricidad. En el pasado lustro, el saldo de las cuentas de ahorro de los ciudadanos se duplicó con creces y otros activos financieros, como las acciones y los bonos, aumentaron con rapidez. La población pobre de las zonas rurales disminuyó considerablemente, lo que significó el cumplimiento en lo básico del objetivo del “Plan septenal de ayuda a los 80 millones de ciudadanos pobres”.

La ciencia, la tecnología y la educación aceleraron su ritmo de desarrollo, y las diversas actividades sociales progresaron globalmente. Se aplicó en forma expedita el “Programa de Marzo de 1986”. Se obtuvieron una serie de logros importantes en la aeronáutica, la cosmonáutica, la informática, los nuevos materiales, la bioingeniería y los demás campos de las altas tecnologías. Tanto las investigaciones básicas como las aplicadas hicieron nuevos progresos. Se cumplió en lo básico la reforma consistente en convertir en empresas las academias e institutos de investigación científica aplicada adscritos a los departamentos gubernamentales y, al mismo tiempo, se desplegó de manera global la reforma del sistema de las demás academias e institutos de investigación científica. Se aceleró el proceso de comercialización e industrialización de los logros científicos y tecnológicos. Se desarrolló la educación en todos sus niveles y modalidades. Se alcanzó de modo preliminar la meta de generalizar en lo fundamental los nueve años de enseñanza obligatoria y de alfabetizar en lo básico a los iletrados jóvenes y adultos. Se prosperó sustancialmente en la reforma del sistema de administración de la enseñanza superior. La ampliación de la admisión de estudiantes en los centros docentes superiores fue aplaudida en general por las masas populares. Se consiguieron nuevos éxitos en los campos de la demografía y la planificación familiar. Se intensificó visiblemente la construcción ecológica y la protección ambiental. La cultura, la salud pública, el deporte y otras actividades sociales se desarrollaron de forma continua. Se obtuvieron éxitos constantes en el fomento de la moralización administrativa y la lucha contra la corrupción. Se reforzó el control integral del orden público. Se hicieron nuevos progresos en la construcción tanto de la civilización socialista en lo espiritual como de la democracia y el sistema legal. Se dieron nuevos pasos en el fomento de la defensa nacional y en la construcción del Ejército.

En el período del IX Quinquenio, el Gobierno de nuestro país reanudó el ejercicio de su soberanía sobre Hong Kong y Macao, de modo que se hicieron progresos históricos en la gran causa de la reunificación pacífica de la patria. Tras el retorno de Hong Kong y Macao a la patria, el principio de “un país, dos sistemas” y las Leyes Fundamentales de ambas regiones han sido implementados en todos los ámbitos. La labor de los gobiernos de las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao ha sido fructífera, el orden social de ambas regiones se ha mantenido estable y sus economías han crecido.

Con el cumplimiento del IX Plan Quinquenal, hemos materializado el objetivo estratégico fijado para la segunda etapa de la modernización de nuestro país, de manera que se han sentado firmes bases para emprender el X Plan Quinquenal y comenzar a avanzar hacia el objetivo estratégico establecido para la tercera etapa. Su consecución representa un gran éxito para nuestra modernización socialista y constituye un nuevo hito en los anales del desarrollo de la nación china.

Los grandes logros del desarrollo económico y social registrados a lo largo del IX Quinquenio se obtuvieron superando multitud de dificultades, por lo que su consecución no fue nada fácil en ningún sentido. Salimos airosos de los desafíos planteados por los repentinos incidentes internacionales, logramos resistir el impacto de la crisis financiera de Asia, nos sustrajimos a la influencia de la inflación desatada en el período inicial el IX Quinquenio, frenamos la tendencia deflacionaria que apareció a mediados y finales del pasado Quinquenio, y nos sobrepusimos, al mismo tiempo, a las graves inundaciones y sequías. Todos estos triunfos se debieron a que el Comité Central del Partido, con el camarada Jiang Zemin como núcleo, trazó planes estratégicos y tomó oportunamente una serie de decisiones y disposiciones correctas frente a una situación repleta de contradicciones y dificultades, y a que todo el país luchó unido por conseguirlos. En representación del Consejo de Estado: ¡Extiendo nuestros respetuosos saludos al pueblo de las diversas etnias de todo el país que trabajan con laboriosidad y hacen contribuciones en los distintos campos y puestos, y expreso nuestro sincero agradecimiento a los compatriotas de las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao, de Taiwan y de ultramar que se interesan por la construcción y la reunificación de la patria y les prestan su apoyo!

La práctica llevada a cabo durante el IX Quinquenio ha enriquecido nuestra experiencia en el refuerzo y la mejora de la administración, la regulación y el control macroeconómicos de acuerdo con las exigencias planteadas por el desarrollo de la economía de mercado socialista:

Primero, persistir en resolver los problemas surgidos en el avance por medio del desarrollo. El desarrollo es lo que cuenta. Frente a toda clase de contradicciones sociales, nos atuvimos, de comienzo a fin, a nuestra labor central, que es la construcción económica, y adoptamos medidas eficaces para promover el desarrollo continuo, acelerado y sano de la economía nacional, lo que nos proporcionó las bases para tratar adecuadamente las demás contradicciones. Al mismo tiempo, perseveramos en el principio de “tomar el trabajo con las dos manos y tener la misma firmeza en ambas” y reforzamos continuamente el fomento de la civilización socialista en lo espiritual y la construcción de la democracia y del sistema legal. Como consecuencia, se creó un buen ambiente político y social que nos permitió concentrar nuestras energías en el desarrollo económico y proporcionó a este último una poderosa fuerza motriz en lo espiritual.

Segundo, conforme a los cambios producidos en la situación económica, reajustar oportunamente el rumbo y la intensidad de la política de regulación y control macroeconómicos. A la hora de controlar la inflación, nos centramos en el mantenimiento de un crecimiento continuo de la economía y logramos felizmente un “aterrizaje suave”. Al contener la tendencia deflacionaria, nos atuvimos al principio de ampliar la demanda interna, aplicamos resueltamente la política fiscal activa y en la práctica perfeccionamos de continuo las diversas medidas políticas. No solamente aumentamos la emisión de bonos del Estado para incrementar la inversión, sino que también acrecentamos apropiadamente los ingresos de la población urbana que percibía rentas medias o bajas, a fin de estimular el aumento del consumo, de modo que se impulsó el crecimiento económico desde estos dos frentes. Adoptamos medidas tales como la elevación de la tasa de reintegro de los impuestos sobre las exportaciones y la campaña de castigo severo del contrabando, y recurrimos a todos los medios para expandir la exportación, equilibrar la balanza de pagos y mantener estable el valor del renminbi. Aplicamos una política monetaria prudente, nos valimos de la tasa de interés y otros muchos medios para apoyar el crecimiento económico y, al mismo tiempo, regulamos cuidadosamente el volumen del suministro monetario, lo que sirvió de guía para la colocación de créditos y préstamos y permitió prevenir y neutralizar los riesgos financieros.

Tercero, vincular estrechamente el aumento de la demanda interna con el reajuste de la estructura económica. Tomando en consideración la realidad del exceso generalizado de la capacidad productiva de las industrias de procesamiento ordinario, dimos prioridad a la inversión de los fondos obtenidos con la emisión de bonos del Estado en la construcción de infraestructuras, al tiempo que aumentamos las inversiones en agricultura, ciencia, tecnología y educación, y apoyamos el proceso de transformación tecnológica de las empresas. Aprovechando la oportunidad que ofrecía la existencia de una capacidad y unos medios de producción relativamente abundantes, dimos cima a varias labores importantes que durante años habíamos pensado realizar, pero que no habíamos podido llevar a cabo; de esta manera, no sólo impulsamos el crecimiento económico actual, sino que también potenciamos la fuerza para el desarrollo económico posterior.

Cuarto, tratar adecuadamente las relaciones entre la reforma, el desarrollo y la estabilidad. Ante circunstancias complejas y difíciles, en lugar de detenerse, la reforma avanzó desafiando las dificultades y progresó de forma dinámica y ordenada, lo que impulsó enérgicamente el desarrollo económico. Al mismo tiempo, procuramos en todo momento que la intensidad de la reforma se ajustara a la capacidad de aguante de la sociedad. Cuando la reestructuración y la profundización de la reforma afectaron inevitablemente a los intereses subyacentes, tomamos al respecto las medidas necesarias con suma atención, a fin de salvaguardar los intereses básicos de las masas populares. Ejecutamos con energía el programa de reempleo, y garantizamos a los trabajadores desplazados de las empresas estatales el pago puntual e íntegro de los gastos básicos para su manutención y, de igual manera, el pago de las pensiones básicas para la vejez a los retirados y jubilados. Persistimos en la adquisición sin restricciones y a precios protegidos de los excedentes de cereales de los campesinos, de modo que se preservaron la estabilidad social y el crecimiento continuo de la economía en su conjunto.

Al tiempo que confirmamos plenamente los éxitos obtenidos, debemos ser conscientes de la subsistencia de no pocos problemas en la vida económica y social. He aquí los principales: irracionalidad de la estructura sectorial de la economía y falta de coordinación en el desarrollo económico de las diferentes regiones; baja calidad de la economía nacional en su conjunto y poca competitividad en el plano internacional; imperfecciones remanentes del sistema de la economía de mercado socialista y marcada persistencia de los factores institucionales que obstaculizan el desarrollo de las fuerzas productivas; atraso relativo de la ciencia, la tecnología y la educación, y capacidad de innovación científico-tecnológica comparativamente débil; escasez de recursos importantes, tales como el agua y el petróleo, y deterioro del ecosistema en algunas zonas; aumento de la presión del empleo, lento crecimiento de los ingresos de los campesinos y de una parte de la población urbana, y disparidad creciente en los mismos; cierto caos en el orden de la economía de mercado en algunos ámbitos, y ocasionales accidentes graves por falta de seguridad; casos aún bastante serios de corrupción administrativa, degeneración moral, prodigalidad, despilfarro, formalismo y burocratismo; y, en algunas localidades, un deficiente orden público. Las causas que han engendrado estos problemas son complejas. Algunos de ellos tienen que ver con los defectos y errores que se han deslizado en nuestro trabajo. Estos problemas requieren suma atención por nuestra parte y, en consecuencia, debemos tomar más medidas para solucionarlos.

(continua)

----Zhu Rongji

(Primer Ministro del Consejo de Estado)